El silbador de Schlegel (ave de nombre científico Pachycephala schlegelii) fue descubierto para la ciencia en 1871 mientras que el silbador nuquirrufo (Aleadryas rufinucha) lo fue 1874, Ambas especies son endémicas de Nueva Guinea y hasta ahora se conocían pocos datos sobre ellas debido a que viven en zonas de muy difícil acceso para los humanos.
Por La Vanguardia
Una expedición liderada por investigadores de la Universidad de Copenhanguen (Dinamarca) que se ha adentrado en junglas y bosques subtropicales poco explorados de esta gran isla situada al norte de Australia ha permitido descubrir que el silbador de Schelegel y el silvador nuquirrufo son pájaros venenosos; es más, sus plumas y su piel contienen una neurotoxina extremadamente potente.
“Logramos identificar dos nuevas especies de aves venenosas en nuestro viaje más reciente. Estas aves contienen una neurotoxina que pueden tolerar y almacenar en sus plumas”, dice Knud Jonsson, investigador del Museo de Historia Natural de Dinamarca yu coautor del descubrimiento.
El veneno en el cuerpo y el plumaje de estas aves se llama batracotoxina. Es una neurotoxina “increíblemente potente” que, en concentraciones más altas, como las que se encuentran en la piel de las ranas venenosas doradas, provoca calambres musculares y paro cardíaco casi inmediatamente después del contacto, recuerdan los autores en un artículo científico de resumen de su descubrimiento publicado en la revista Molecular Ecology.
“La toxina de las aves es del mismo tipo que la que se encuentra en las ranas, que es una neurotoxina que, al obligar a los canales de sodio en el tejido del músculo esquelético a permanecer abiertos, puede causar convulsiones violentas y, en última instancia, la muerte“, explica Kasun Bodawatta, coatur del estudio.