Mucho se ha hablado sobre la migración, incluyendo datos y estadísticas, pero muy poco sobre los factores que afectan la salud mental de los inmigrantes, llegando a comprometer su propia vida.
Por TampaHoy
Y es que solo en el año pasado 2.3 millones de personas cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos, después de vivir situaciones que en muchos casos no pueden ser descritas en cámara y que incluyen violaciones, secuestros, robos y muertes.
Uno de esos casos es el de Eduardo Lira, un joven de 24 años que llegó hace menos de un año a Tampa, después de pasar meses de una árdua travesía desde su natal Venezuela. Su jefe y amigo Samuel Buonassisi se refirió al joven venezolano como “…carismático, agradable, un muchacho noble, gracioso, hacía a todo el mundo reir.”
Samuel nos contó que Eduardo era chef de profesión, con estudios en su país, pero que aquí le tocó aprender otros oficios para honrar sus compromisos y sostener a su familia, cosa que se le hacía cada vez más difícil. “Yo a ese hombre lo ponía a pintar, a hacer drywall, pisos, lozas, en el sol, en el techo, donde sea. Y si no sabía, aprendía.”
Hace menos de dos semanas, Eduardo decidió quitarse la vida. Sus amigos y compañeros de trabajo llegaron a notar cambios en su comportamiento, pero nunca imaginaron que ocurriría algo así, quedando sin palabras por lo ocurrido y con la enorme responsabilidad de informar a la madre del joven sobre lo ocurrido, quien vive en Valencia, Venezuela junto al resto de sus familiares. “Solo, solo. Sin familia, sin nadie, él solo. Hubo momentos en los que lo veía triste, desenfocado, me comentaba que tenía mucha presión.” Dijo Samuel.
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