El economista habló de los desafíos del país, contó por qué se negó al debate en TV y describió cómo encarará las relaciones internacionales en caso de triunfar en las elecciones de este domingo.
Por infobae.com
Este domingo 30 de abril se celebrarán las elecciones en Paraguay, y, un día antes de los comicios, continúan sin ser claros los pronósticos sobre quién será el próximo presidente paraguayo que reemplazará al actual mandatario, Mario Abdo Benítez.
Una de las encuestas más recientes, realizada por Atlas, ubica primero a Efraín Alegre con 38% y segundo al oficialista Santiago Peña, que tendría 36%. Pero lo cierto es que Peña ha dominado la intención de voto durante varias semanas y la mayoría de los sondeos pone al frente a su fórmula con Pedro Alliana.
El economista Santiago Peña, de 44 años y considerado el delfín del ex presidente Horacio Cartes -sancionado como “significativamente corrupto” por Estados Unidos- comenzó trabajando en el área de Investigación Económica del Banco Central del Paraguay, donde estuvo cerca de una década. Luego fue a trabajar a Washington al Fondo Monetario Internacional. Recorría países de África, donde asesoraba a diferentes gobiernos, ministerios de Economía, bancos centrales, en las mejores prácticas de manejo macroeconómico. “En esos años me generaba un gran impacto el gran potencial que yo veía para mi país desde afuera”, había dicho en una entrevista anterior con Infobae.
Luego volvió a Paraguay ya como director del Banco Central, antes de convertirse en ministro de Economía durante la presidencia de Cartes. Y la economía será ciertamente el centro de sus planes si sale victorioso, luego de que el gobierno lograra navegar mejor que los otros países de la región los estragos de la pandemia. Su desafío será mantener controlada la inflación sin dejar el crecimiento de lado.
Peña prometió 500.000 nuevos empleos y programas como chau chespi, para reducir el consumo de drogas y promover la rehabilitación, o para adquirir casa propia mediante préstamos flexibles a precios de alquiler o la construcción de viviendas sociales.
Durante una entrevista con Infobae realizada la semana de las elecciones, Peña reafirmó sus planes, dijo por qué se negó al debate con otros candidatos, y describió cómo será su relación con otros países de la región y del globo si gana el domingo.
-Las últimas encuestas posicionan a su fórmula y a la de Alegre bastante parejas. ¿Qué espera para el domingo?
-Todas las encuestas que se han hecho a nivel local por encuestadoras que trabajan en Paraguay hace muchos años muestran que la diferencia es de al menos 10 puntos. La única encuesta que da un nivel cercano es una que se ha hecho a nivel internacional que no tiene experiencia a nivel local y que se hizo a través de redes sociales, entonces no tiene mucha base científica. Si nos guiamos por las encuestas, la diferencia es bastante amplia y el fenómeno que ocurre en las últimas semanas es la disminución del candidato tradicional y el crecimiento de un candidato que es una figura anárquica antisistema. Estamos a cuatro días de las elecciones y me siento con mucho optimismo de que se ha hecho un trabajo electoral y que básicamente hoy en la fase del control electoral podemos asegurar que la intención de votos se materializa.
-Dicen que su campaña ha sido más austera, teniendo en cuenta los hechos de corrupción y acusaciones de Estados Unidos al vicepresidente y al ex presidente Cartes…
-Creo que es una campaña mucho más larga. Si vos te pones a pensar las campañas electorales por lo general eran campañas de tres o cuatro meses. Nosotros estamos hace un año y medio en campaña y esto se dio porque el actual vicepresidente de la República se lanzó como candidato el mes de octubre del año 2021 y eso obligó a acelerar los trámites. El vicepresidente fue designado en el mes de junio como una persona significativamente corrupta y eso llevó al cambio. Luego fue designado por el gobierno americano, entonces él bajó su candidatura y el gobierno planteó otra candidatura que fue la que finalmente compitió en diciembre pasado [en las primarias]. Creo que esta campaña requirió un mayor esfuerzo, que no es solamente el esfuerzo económico, sino también un esfuerzo de tiempo.
-Otro cambio es que este año no hubo debate.
-No hubo debate. En Paraguay esto no está estructurado. Son los medios de comunicación y organizaciones privadas que hacen las invitaciones, y hay una en particular que es la que organizó los últimos dos debates presidenciales a la que yo le había planteado que en una campaña donde hay otros 13 candidatos y donde no hay una segunda vuelta, deberían ellos privilegiar al menos cuatro candidatos que pueden tener las chances, ¿verdad? Y cuando ellos finalmente pusieron como condición de que solamente sea un candidato, no colaboraba con el ánimo de poder generar la mayor cantidad de opiniones posibles de los candidatos. Y esto lo que promovía era la figura del candidato populista que busca solamente la polarización y que utiliza muchas veces la voz, la verdad o la mentira como un argumento político. Entonces creía que eso no era favorable para una democracia que poco a poco se está consolidando y que espera de los candidatos que se puedan intercambiar propuestas y no simplemente agravios.
-Si gana el domingo, ¿cuáles son sus planes para Paraguay y cuáles son los desafíos para encarar especialmente en el contexto de otros países de la región?
-Paraguay tiene una historia que es parcialmente exitosa. A lo largo de los últimos años ha consolidado un marco macroeconómico muy estable. Eso se dio gracias a la consolidación de dos grandes instituciones en el ámbito económico: el Banco Central y el Ministerio de Hacienda. A mí me tocó estar al frente de ambas. Ahora el desafío es trasladar eso a otros ámbitos de la Administración Pública, llevar este concepto al sistema de salud; modernizar el sistema de educación, la seguridad pública, la infraestructura. El gran desafío es acelerar un proceso de modernización del Estado paraguayo, para que sea un Estado más eficiente que genere mejores servicios públicos. Esperamos generar empleo de manera masiva. Paraguay tiene crecimiento económico, le faltan otros elementos, que es lo que queremos desarrollar en los próximos años para generar un mayor nivel de empleo, y esto va a resolver muchísimos otros problemas de inseguridad, falta de oportunidades y frustración, principalmente de los jóvenes que estudian y no acceden a un trabajo. El Paraguay tiene un enorme potencial, pero ese potencial depende en gran medida de las políticas públicas que se lleven adelante desde el gobierno nacional.
-¿Qué relación buscaría tener con los países de la región, en caso de llegar al Gobierno, en general, y específicamente con Venezuela y Nicaragua?
-Paraguay tiene una fuerte vocación de integración; eso está en el ADN del paraguayo. Acá hay siglos de historia. Aquí se dio un proceso de mestizaje como en ningún otro país. Nuestra naturaleza es de integración y yo, como Presidente de la República, voy a promover una integración real y muy respetuosa de las decisiones que toma cada pueblo. Cada pueblo es soberano en elegir a sus autoridades, quienes pueden tener algún tipo de visión ideológica o inclinación. Yo voy a ser muy respetuoso y promover una integración donde no pueden ideologizarse las relaciones diplomáticas. Creo en un América Latina fuerte, unida, y una América Latina donde nosotros podamos ser una voz donde defendamos los derechos humanos, donde podamos defender la libertad.
Con respecto a Nicaragua y Venezuela, yo creo que el Paraguay se debe reconocer a estos países, pero el reconocimiento no debería acallar la visión de Paraguay en la defensa de los derechos humanos y de la democracia. Yo me siento un heredero de la democracia en el Paraguay en el año 89. Es muy conocida la historia de ese período donde lastimosamente no se respetaron los derechos humanos y y la democracia no era una democracia consolidada como hoy la estamos construyendo.
-¿Cuáles son sus planes con respecto a China? Alegre ha dicho que le gustaría tener una relación más fuerte.
-Sí, yo promuevo en esa visión de integración también una mayor integración económica y comercial con China continental que no podemos desconocer. En términos de PIB es una de las economías más grandes del mundo. Pero yo creo firmemente en nuestra relación construida sobre principios y valores con Taiwán, y eso no va a cambiar. En los próximos años creo que Paraguay se va a integrar mucho más al comercio mundial; es un gran productor de alimento y hoy están en un proceso de expansión de una base industrial que va a diversificar la economía paraguaya y eso obviamente nos va a llevar a integrarnos más al comercio mundial incluido con China. Pero esa mayor integración comercial jamás va a venir en detrimento de nuestra relación diplomática.
-¿Cuál es su opinión sobre la guerra entre Rusia y Ucrania y cómo espera que se resuelva el conflicto?
-Hace 152 años terminó probablemente una de las guerras más duras de la historia de la humanidad. Nos fuimos a la guerra contra nuestros vecinos, nos invadieron, nos quitaron 60% de nuestro territorio y asesinaron al 90% de la población masculina del Paraguay. Teniendo esa experiencia y siendo conocedor de la historia, no podría sino simpatizar con la posición de Ucrania, rechazando la invasión. Creo que se debía tratar de encontrar una solución por vía la diplomática. El diálogo tiene que ser el mecanismo de poder resolver nuestras diferencias y ojalá esto se pueda. La amenaza por el simple hecho de ser un país más grande, que tiene más recursos económicos o más recursos militares no debería ser la condición para resolver los problemas territoriales.