El Arzobispado de Canterbury publicó el pasado domingo los detalles de la ceremonia de coronación del rey Carlos III de Inglaterra, que tiene lugar este sábado 6 de mayo. Casi ocho meses después del fallecimiento de Isabel II, su hijo será nombrado oficialmente como monarca del Reino Unido en un acto marcado por la tradición, pero también por las nuevas prácticas que se han decidido incluir.
Por abc.es
Como viene siendo habitual en otras coronaciones, el nuevo soberano tendrá que realizar el habitual juramento de coronación, un requisito legal para nombrarle rey. Será el arzobispo quien pida a Carlos que confirme que respetará la ley y la Iglesia de Inglaterra durante su reinado, que tendrá que poner su mano sobre el Santo Evangelio y comprometerse a cumplir con esta labor. Además, hará un segundo juramento, el Juramento de Declaración de Adhesión, en el que atestiguará que es un «protestante fiel».
No será la única promesa que tendrá lugar en esta ceremonia. Entre los nuevos elementos que la Abadía de Westminster ha decidido añadir de cara al ascenso al trono, se encuentra un nuevo juramento de lealtad. Sin embargo, Carlos de Inglaterra no será el encargado de pronunciarlo, sino todos los súbditos del reino, que podrán demostrar su compromiso con el monarca y sus herederos desde allí donde estén.
El juramento que los británicos tendrán que hacer a Carlos III
«Juro que rendiré auténtica lealtad a su majestad y a sus herederos y sucesores conforme a la ley. Que Dios me ayude», esgrime el texto publicado de cara a que la ciudadanía lo pronuncie allá donde esté en el momento de la coronación de Carlos III de Inglaterra.
Según el Arzobispado de Canterbury, la intención es que implicar a los británicos en la ceremonia real y conseguir que «un coro de millones de voces» pronuncie así este juramento de lealtad al nuevo rey de Reino Unido «en la Abadía y en otros lugares».
Se trata de algo sin precedentes, pues es la primera que se le ofrece al público en general la oportunidad «de unirse a figuras nacionales para declarar su lealtad a un nuevo soberano». Así, el arzobispo invitará a «todas las personas de buena voluntad» del Reino Unido a que «rindan homenaje, con el corazón y la voz, a su Rey indudable, defensor de todos». La participación en este rito será voluntaria.
La promesa al monarca se ha convertido en el elemento ideal para reemplazar al tradiciones homenaje de los pares. En esta antigua costumbre, los miembros de las familias más importantes de la aristocracia hacían fila para rendir honores al recién coronado soberano. Sin embargo, ahora será tan solo el heredero al torno, el príncipe Guillermo, quien se encargue de rendir honores al rey, mientras que el resto pronuncian esta ofrenda de fidelidad.
Apoyo y rechazo al juramento desde la política británica
El anuncio de este juramento ha sido muy polémico y ha causado reacciones diversas entre los diferentes partidos políticos de Reino Unido. Desde el Gobierno británico, el ministro de Transportes, Mark Harper, mostraba su respaldo a la promesa, pues es algo que los diputados ya hacen cuando toman posesión en su puesto, tal y como explicaba a Sky News.
En la misma línea se encuentran las declaraciones de la oposición del Gobierno, es decir, el Partido Laboralista. La jefa de campaña electoral Shabana Mahmood opinaba sobre el juramento que se trata de «una idea adorable implicar a la gente», dándole un «toque adorable» a la ceremonia de coronación.
No ha opinado lo mismo el colíder del Partido Verde, Adrian Ramsey, que admitía que, a pesar de que la coronación de Carlos III será «un momento clave para la nación», el juramento de lealtad a la Corona «es algo bastante anticuado».
También lo ha planteado así otra ecologista, Jenny Jones, que pedía al monarca que, en vez de pedir un juramento de lealtad, invirtiera los más de 100 millones de libras que costará la coronación en contratar enfermeras. «Pedirnos que coreemos nuestra lealtad parece algo raro cuando tantos de nosotros creemos que la monarquía es una institución obsoleta que necesita de una reforma drástica. El rey es lo bastante rico como para pagarse su propia coronación en lugar de hacerlo nosotros como contribuyentes», insistía.
Este nuevo elemento que formará parte del ascenso al trono de Carlos III también ha provocado el rechazo de los republicanos. La organización antimonárquica Republic ha llegado a convocar protestas por la coronación del hijo de Isabel II y también ha tenido palabras para un acto sin precedentes como el juramento a la Corona. «Pedir a la gente que jure lealtad a Carlos y a sus herederos implica jurar lealtad a Andrés —el hermano menor del rey, que se encuentra implicado en un caso de abusos a menores—. En una democracia es el jefe del Estado el que debe jurarnos lealtad a nosotros. Es un gesto ofensivo e insensible que desprecia a la gente», argumentaban desde el organismo.