Las energía eólica y la solar pueden reemplazar para 2028 todo el gas ruso que consume la Unión Europea, y el 90 % de los costos de inversión se recuperarían en los siguientes treinta años, según un estudio publicado hoy por la Universidad de Oxford que cifra el desembolso total en 811.000 millones de euros (unos 894.000 millones de dólares).
Esa cantidad se distribuiría en 706.000 millones dedicados al despliegue de renovables y 105.000 millones a instalar bombas de calor.
La inversión adicional necesaria sobre la ya presupuestada para el período 2023-2028 sería de 512.000 millones de euros en valor actual neto, lo que supondría un incremento del 70 % más respecto a los planes actuales, indican los autores del informe, aunque matizan que esa cantidad podría quedarse solo en 426.000 millones, en función de los costes de capital.
La financiación suplementaria acarrearía un ahorro de 238.000 millones de euros en los próximos 30 años, es decir, casi el 50 % de esa inversión extra planteada, y los beneficios empezarían a notarse en 2025.
Semanas después del inicio de la invasión de Rusia sobre Ucrania en febrero de 2022, la Comisión Europea presentó un plan denominado RepowerEU para alejarse rápidamente del gas ruso mediante el despliegue de fuentes de generación renovable, pero también diversificando las importaciones, con el objetivo de sustituir el 66 % de las compras rusas en un año y el 100 % como muy tarde en 2030.
El nuevo estudio del Grupo de Finanzas Sostenibles de la Universidad de Oxford se centra en el costo de reemplazar todo ese gas para la generación eléctrica y la calefacción exclusivamente por energías y tecnologías verdes, en lugar de adquirir gas fósil a otros países productores.
“La transición del gas ruso a la energía limpia no solo es factible, sino que ofrece múltiples beneficios. Reemplazar el gas natural con energía eólica y solar elimina la necesidad de pagar la gasolina en el futuro”, apunta el coautor del informe y director de Investigación de Finanzas de Transición en el Grupo de Finanzas Sostenibles de Oxford, Gireesh Shrimali.
Desprendiéndose de esas importaciones fósiles, con volatilidad tanto en los costes como en los suministros, la Unión Europea ganaría también en seguridad energética, además de acercarse a su objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de CO2.
Esa sustitución requeriría, dice el informe, fondos púbicos y privados y políticas de apoyo a los inversores, por ejemplo, a través de “subastas mejoradas” para energía solar y eólica, facilitar la obtención de permisos para nuevas instalaciones, desplegar paneles solares en techos “a gran velocidad”, mejorar el aislamiento de los edificios e instalar bombas de calor.
En el caso de España, el informe señala que el país aspira a ser uno de los primeros en desvincularse del gas ruso para sistemas de calefacción ya en 2023 y ampliar ese reemplazo a la generación eléctrica para 2027.
Los autores del informe indican que, pese “su baja explotación de recursos solares y eólicos terrestres, España podría eliminar gradualmente el gas ruso sin energía eólica marina” gracias a su escasa dependencia en las importaciones de Moscú de ese hidrocarburo, que solo representa el 10,97 % del total, y a un clima cálido que genera una demanda estructural menor que otros socios comunitarios del norte.
EFE