La mortalidad infantil y la materna se han reducido en el mundo un 50 y un 34 por ciento respectivamente desde 2000, pero hay un estancamiento en este progreso, advierte hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordando que esta situación afecta a 4,5 millones de bebés y madres.
Las cifras apenas mejoran desde 2015, alerta un nuevo estudio de la OMS, en el que se detalla que cada año unas 290.000 mujeres mueren en el parto, 2,3 millones de bebés fallecen en el primer mes de vida, y se interrumpe el embarazo de forma involuntaria para otros 1,9 millones pasadas las 28 semanas de gestación.
“Mujeres embarazadas y recién nacidos siguen falleciendo en cifras inaceptablemente altas en el mundo, y la pandemia de covid-19 ha creado aún más obstáculos para ofrecerles el cuidado sanitario que necesitan”, advirtió al presentarse el informe el responsable de salud materna e infantil de la OMS, Anshu Banerjee.
La OMS subraya que desde 2018 más de tres cuartas partes de los países en conflicto del África subsahariana muestran un empeoramiento de la asistencia a madres y recién nacidos, y sólo uno de cada diez redes sanitarias sondeadas en el planeta afirman tener suficientes fondos para este tipo de atención.
La situación empeoró con la pandemia, al reducirse en muchos países los gastos en esta área del sistema de salud: dos tercios de las redes de salud admiten carencias en incubadoras y otras unidades de atención a bebés necesitados de cuidados especiales tras el parto.
“Dos tercios de las instalaciones para el parto en África subsahariana no son plenamente funcionales, en el sentido de que carecen de recursos esenciales tales como medicamentos, agua potable, electricidad o plantilla disponible las 24 horas”, añade la OMS.
La organización con sede en Ginebra también recuerda que menos del 60 % de las embarazadas en África subsahariana y el sur de Asia, las regiones con mayor número de mortalidad materna e infantil, reciben menos de cuatro chequeos previos al parto, cuando la OMS recomienda hasta ocho.
EFE