“Me voy a marchar. Me buscaré un rincón en lo más profundo y voy a desaparecer”.
Por BBC
Rick no habla en sentido figurado. Sentado sobre un colchón, señala una oscuridad cavernosa que la linterna no permite descifrar y que, si todo sale según sus planes, terminará por borrarlo definitivamente del mapa.
“No me llevo bien con la gente”, confiesa. “Quiero que me dejen en paz”.
Esto es Las Vegas. Pero no la “fabulosa” Las Vegas que anuncia el famoso cartel, la del neón, las apuestas, el cartón piedra.
Esta es la Las Vegas subterránea, y para conocer a sus cientos de habitantes hay que descender a los infiernos.
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