La Asamblea Nacional ecuatoriana ha sido disuelta respetando lo que señala la Constitución del país mientras que el expresidente peruano intentó dar un golpe de Estado sin respetar la Carta Magna local
En menos de seis meses, América Latina ha sido testigo de dos cierres del Congreso, aunque se trata de dos procesos con marcadas diferencias. Mientras que el presidente de Ecuador Guillermo Lasso sigue en el poder tras la medida, el expresidente peruano Pedro Castillo fue detenido por las autoridades a pocas horas de dar el Mensaje a la Nación con la que anunció la disolución del Parlamento y el inicio de un gobierno de excepción.
Por Infobae
Consumado el quiebre constitucional de Castillo, la ciudadanía peruana estuvo a la espera de la reacción de las fuerzas del orden. Su postura definiría si el llamado golpe de Estado se consumaría o si se procedería con la sucesión presidencial. Finalmente, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas dijo respetar lo señalado por la Constitución y mostraron su respaldo al gobierno de la entonces vicepresidenta, Dina Boluarte.
Desde Ecuador, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional comunicaron que “mantendrán inalterable su posición de absoluto respeto a la Constitución y las leyes, y su decisión de proteger los derechos, libertades y garantías de los ciudadanos en el marco del Estado de Derecho”. Es así que respaldaron la posición de la Asamblea Nacional de enjuiciar políticamente a Guillermo Lasso y de este último de aplicar la llamada “muerte cruzada”.
Al cierre de esta nota, el presidente Lasso sigue a cargo de la presidencia de Ecuador y se mantendrá en el cargo hasta que la ciudadanía vote por un nuevo mandatario y miembros de la Asamblea Nacional. En Perú, el expresidente Castillo está recluido en el penal de Barbadillo junto a los expresidente Alejandro Toledo y Alberto Fujimori, figura a quien criticó en campaña y que también dio un golpe de Estado en abril de 1992.
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