Al fin hay acuerdo para salvar al río Colorado. Los siete estados del oeste de Estados Unidos que se benefician de su cauce han llegado a un acuerdo con la Administración del presidente Joe Biden después de más de un año de negociaciones y de varios plazos incumplidos. El pacto ha sido destrabado por el compromiso de los tres principales consumidores, Arizona, California y Nevada, quienes se prometen reducir en los próximos tres años su dependencia del cuerpo hídrico que lleva agua de beber a los grifos y que nutre millones de hectáreas de cultivos.
Por El País
El acuerdo cambia las reglas de un tratado de uso hídrico vigente desde 2007. El último pacto entre los siete estados, Arizona, California, Nevada, Utah, Colorado, Wyoming y Nuevo México se negoció en seis años de estire y afloje. El de esta ocasión ha tomado dos meses ante la extrema urgencia. Tiene como objetivo dar un respiro a dos de las reservas hídricas más importantes del oeste, los lagos Powell y Mead. Estos han sufrido la pérdida del 20% de sus niveles gracias a la sobreexplotación en dos décadas de sequía y de peores condiciones provocadas por el cambio climático. Los científicos aseguran que el río pierde un 9% de su caudal por cada grado centígrado que se eleva la temperatura de la tierra.
El compromiso anunciado esta mañana requiere que las tres entidades más pobladas ahorren unos 3,7 billones de metros cúbicos desde ahora y hasta finales de 2026. Arizona será el Estado que más se sacrifique, pues pondrá el 55% del volumen de ahorro. California, que tiene los derechos más antiguos, aportará el 30% y Nevada el 6%. Estos estados forman la cuenca baja del río Colorado y les corresponden unos 9,2 billones de metros cúbicos anuales. Sin embargo, Arizona y Nevada llevan dos años sin recibir su parte completa por el pobre caudal del Colorado.
Con el recorte al consumo, los estados buscan acceder a un fondo de al menos 1.000 millones de dólares que ofrece el Gobierno Federal. Washington ha asegurado los recursos gracias a su plan de reducción de la inflación. Este pondría el dinero en manos de los agricultores que voluntariamente se comprometan a reducir su dependencia del río, que baña cultivos en 1,8 millones de hectáreas en las siete entidades.
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