Con la represión salarial y las pensiones miserables el chavismo queda sin base política.
La comprensión se basa en el conocimiento y este procede de una comprensión preliminar de la realidad. Se retroalimentan. La lucha planteada es por la libertad contra aquellos que nos despojaron de todos los derechos, destruyeron las instituciones, la producción empresarial, el trabajo, el salario y juzgan sin justicia.
El ecosistema criminal al hacerse del poder subvirtió el orden, el galáctico proclamaba sin pudor, a los cuatro vientos, que él era el primer subversivo.
La burbuja fue un cuento fugaz al verse obligados a abrir la dolarización, hasta ese día el usurpador lo llamó dólar criminal. Hoy se comprueba la desaceleración de la economía con la aplicación de una medicina recesiva, y ya la informalización se ha convertido en un grave problema social. Un proceso que no para, minando de debilidad a las decisiones de políticas públicas. No hay base institucional para acometer cualquier proyecto. Con la usurpación campea el desorden económico, la corrupción y la incertidumbre que impide planificar a los agentes económicos.
Escenario para que venga la inversión no se vislumbra, lo primero es reinstitucionalizar el país con un gobierno legítimo que emane de elecciones transparentes.
El desastre de la educación ha creado una desigualdad enorme entre niños sin estudios, analfabetos y proclives a la delincuencia. Se están viendo niños comiendo pasta dental. Con dos días de clase a la semana para los que estudian genera mayor exclusión y profundiza la pobreza. Los niños salen de sexto grado sin saber leer y cero comprensión lectora. La educación, una de las banderas de la democracia, ha sido afectada en todos los niveles. Hacer dependiente a la sociedad por diseño bajo coacción es el desiderátum del sistema criminal que expolió la soberanía popular. Enfrentamos a criminales de lesa humanidad.
Uno se pregunta si la Comisión de Primaria está pensando u otros están pensando por ella. Con un cuadro de 3 millones de niños sin escolaridad, con viejos a su suerte llenos de soledad y hambre. Esta es la malintencionada vida que le han dado a los venezolanos. La violencia institucional impide que Venezuela conozca la estabilidad hacia el progreso y la vida digna de ser vivida, sino el hambre de los desvalidos, el terror de los presos políticos y la corrupción de la cosa pública.
Ante el cuadro que salta a la vista se hace incomprensible el ablandamiento mortal de la Comisión.
Seguiremos buscando la esperanza donde la haya.