“Si Dios me dejó con vida fue por algo”, son las palabras de Elvis Sanabria, después de cumplirse tres años de un golpe del destino que lo dejó sin brazos ni piernas, siendo el único sobreviviente de un accidente con una guaya de alta tensión.
Por Evelis Borjes / Foco Informativo
Muy respetuoso al hablar, rodeado de su familia que la componen sus ocho hijos y su esposa, Elvis Sanabria recibió al equipo de Foco Informativo manifestando que todos los días se levanta con un propósito de vida, ser útil y volver a caminar para traer el pan nuevamente a su casa.
“Después de este accidente, mi esposa es la que ha salido a trabajar, algo que no pensábamos que haría, ha tenido que salir a limpiar en casas de familia y yo solo quiero poder ayudarla”, expresó.
Con mucha humildad y bondad en su tono de voz, Sanabria cuenta que sus hijos conocen como es su carácter.
“Cuando ellos ven que me siento aquí mirando para todos lados ya comienzan a decir ‘hay viene papi, con qué irá a salir hoy’, porque saben que soy inventor para mantenerme activo”, comentó.
Durante el mes abril de 2020, cuando apenas iba llegando la pandemia por el virus del COVID-19 a Venezuela, Sanabria era buscado en su sector El Manzanillo en el municipio San Francisco, ya que había aprendido cómo hacer los tanques subterráneos de agua, ya que la comunidad sufría del desabastecimiento del vital liquido.
“Ya había hecho tres en el sector y habían quedado muy bien, sin accidentes, hasta ese 22 de abril que todo cambió”, manifestó.
Sanabria comenta que el dueño de la casa y un amigo que se quedó ayudándolo se confiaron que en ese momento los racionamientos eléctricos, habituales de casi cuatro horas, no les jugaría el trágico acontecimiento.
Ya habían perforado lo suficientemente donde encontraron la fuente de agua. Elvis fue a su casa a buscar un esmeril para cortar la mecha al momento de sacarla pero sus amigos ya habían iniciado el proceso y cuando llegó terminó de desenterrarla. Al disponer ubicarla alejada de la zona de trabajo, el hierro hizo un arco eléctrico con la guaya de alta tensión y allí llegó la desgracia.
“La mecha hizo corto y creó un arco eléctrico, lo que yo llegué a ver fue un centellazo, a mi lado derecho quedó muerto el dueño de la casa en el acto, y a mi lado izquierdo cayó el amigo que pasó y quiso ayudarnos, él falleció a los pocos días de estar en la UCI del Hospital Universitario”, narró.
De los tres amigos que estaban en la construcción solo él sobrevivió a una descarga de casi 15 mil voltios de electricidad.
“Después del accidente nos llevaron al Hospital Central, por estar heridos de quemaduras nos trasladaron al Coromoto, pero no había camas, en ese ruleteo llegamos al Universitario, pero ya las heridas venían contaminadas”, comentó.
Sanabria recuerda que hacía pocos días habían cerrado las fronteras y los aeropuertos por la llegada del COVID-19 a Venezuela mientras estaba hospitalizado en el que fue el Hospital centinela del estado Zulia para atender los casos de coronavirus.
Con los ojos aguarapados contaba que sus heridas se contaminaron, en una UCI donde no estaban las condiciones apropiadas para atender su caso, no había aire acondicionado, ni las comodidades, veía cómo de los brazos le salían unos gusanos inmensos.
Recordando a su amigo que lo tenía a su lado durante la hospitalización, entre risas y dolor contó que nunca perdió la esperanza y simplemente pensaba en volver a ver a su familia, “yo le decía a mi amigo cálmate de esta vamos a salir”.
Ese día los galenos le indicaron que el especialista para poder amputarle las piernas no estaba presente y por eso no podían realizarlo, “ofuscado le pedí a los médicos que me quitaran todo, porque en el fondo sabía que si no actuaban rápido me podía morir, el día que me iban a operar las piernas, gritaban a los médicos que aprovecharan y me quitaran los brazos también”, puntualizó.
Así salió del Hospital Universitario sin sus dos brazos ni sus piernas pero con muchas ganas de vivir.
El amor a sus hijos y su esposa lo mantienen vivo cada día que pasa, al hombre que el próximo mes de julio cumplirá 49 años.
“Te puedes imaginar quedar así, y hacía tres meses había nacido mi hija la menor, yo recuerdo que afuera del quirófano estaba mi esposa y uno de mis hijos mayores esperándome, le dije ‘mija que vamos a hacer’ y ella me respondió ‘yo seré tu brazos y tus piernas’ que más vamos a hacer”, manifestó con orgullo en su tono de voz.
Sus hijos, quienes están siempre a su alrededor, le aseguran que él siempre inventa algo nuevo para mejorar su movilidad en la casa.
“Yo no me quedo quieto, quiero volver a ser útil entonces los he enseñado a usar las herramientas y les digo hoy vamos a hacer esto, con los mismos resto de la mecha del accidente hicimos unas barandas paralelas para poder dar mis primeros pasos“, explicó.
Desde el día uno que salió del hospital en su mente siempre estuvo presente el de lograr el objetivo de tener sus prótesis, para volver a ser el proveedor del hogar.
“Tengo ocho hijos, los mayores trabajan, pero la más pequeña apenas tiene tres años, yo soy un hombre que siempre salía de la casa pensando en las necesidades de mi familia y cubrirlas, siempre llegaba con algo que ellos necesitaran, por eso quiero poder volver a caminar y retribuir por esta segunda oportunidad de vida que Dios me dio”, recalcó.
Hace más de un año, la señora Adriana Villamizar, quien es su amiga y es residenciada en los EEUU, lo contactó para abrir una cuenta de GoFundMe, con la finalidad de recibir ayuda para sus prótesis.
“Se logró recaudar 4.000 dólares, pero las prótesis tenían un costo de $15 mil, me contactó la encargada de Venezuela Biónica comenzar con dos mil dólares para hacerme unos stubbies, que son para tener estabilidad a la hora que vengan mis prótesis completas”, narró.
Sanabria explicó además que gastó lo que había en el GoFundMe, para cancelar los stubbies, que debió reformar para sentirse más estabilizado, además del viaje que hizo para Caracas junto a su esposa. “Todos los gastos que eso conlleva”.
Elvis Sanabria quien trabajó por muchos años como sepulturero en el Cementerio Municipal de San Francisco manifestó que no ha obtenido ayuda de ningún ente gubernamental.
“A los pocos meses del accidente vino la primera dama del estado de ese entonces. Jesica Lucena me visitó, me trajo un aire acondicionado y unos colchones, me dijo que me iba a ayudar con mis prótesis pero de allí no pasó. Asimismo, hace unos meses atrás se comunicó conmigo Franciela Núñez de Fernández, primera dama de San Francisco, me visitó aquí en la casa a ella también le dije que solo quiero mis prótesis para poder salir a trabajar y aquí estoy sin ninguna respuesta”, comentó.
Sanabria tiene una gran historia que contar, por lo que siempre está dispuesto a compartirla con quien quiera escucharla, el amor por su familia hace que todos los días se levante con el mejor ánimo.
“No te niego que si he tenido días grises, porque soy humano, al ver todos los sacrificios que tiene que hacer mi esposa, mis hijos pero ellos mismo me lo vuelven a levantar”, afirmó.
Por último comentó que las personas deben luchar por lo que quieren, en vez de lamentarse por lo que no tienen, el estar vivo ya es garante de un gran éxito en la vida.
“Hace unas semanas me llamó una señora porque su marido quería atentar contra su vida por perder medio dedo, el señor es carpintero, y yo le dije quiero hablar con él, le dije ‘hermano quiere quitarse la vida por medio dedo, mírese en este espejo yo perdí los 20 y lo que quiero es salir a trabajar para darle una mejor vida a mi familia’”, comentó con un buen humor.
En estas cuentas puedes aportar tu granito para que puedas apoyar a Elvis a obtener unas prótesis, Gofund.me/a8204692, pago móvil: Cédula: 25970427, teléfono: 041246133780