No se suele decir que Quentin Tarantino es fetichista de pies porque sí. La palabra podofilia, aquella que describe la atracción sexual de muchas personas por los pies, existe.
Por: Clarín
Sigmund Freud afirmaba que la gente sexualizaba los pies por su forma fálica. Analizó a varios podolatras y explicó que su excitación sexual tenía que ver con que, de niños, la necesidad de ver los genitales de sus madres quedó detenida o reprimida y que, al bajar su vista, retuvieron como fetiche al pie.
Carl Jung, uno de los discípulos del psicoanalista, dijo que el pie es el símbolo del alma porque sostiene al ser humano… erecto.
El halo de erostismo que envuelve a los pies da lugar a que nos preguntemos si es posible o no lograr un orgasmo a través de ellos.
Recordemos un caso bisagra y muy particular.
El pie orgásmico
En 2013, la revista científica Journal of Sexual Medicine reportó un caso en el que una mujer neerlandesa experimentó orgasmos no deseados originados en su pie.
“En el artículo actual describimos a una paciente que fue remitida para un estudio de diagnóstico y tratamiento de un complejo de síntomas desconocido y peculiar: se quejaba de sensaciones orgásmicas que se originaban espontáneamente en su pie izquierdo”, se lee en el resumen del estudio.
La introducción de la investigación confirma que, “en general, las personas se sienten atraídas por las piernas y los pies bonitos” y que “el pie es un símbolo erótico apreciado de forma variable”.
Cuando la excitación sexual se vuelve dependiente de mirar o acariciar los pies se denomina “fetichismo de pies”.
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