“Dime con quién andas y te diré quién eres”, es un refrán o dicho, según el cual es posible definir el comportamiento y la naturaleza de un individuo por las juntas que tenga o las personas con las que se relacione. Pues bien, observando al dictador Nicolás Maduro, metido en ese círculo en el que se interrelaciona con Ebrahim Raisi, Presidente de la República islámica de Irán; Serguéi Viktorovich Lavrov; el canciller ruso, y con Ramio Valdés, uno de los hombres más sanguinarios del castrismo, es perfectamente posible entender por qué en Venezuela opera un régimen con un Estado Fallido y forajido al mismo tiempo.
“Maduro recibe con honores militares en Venezuela a Ebrahim Raisi, Presidente de la República islámica de Irán”. Así, titularon los más importantes medios de comunicación que cubrieron la ceremonia ofrecida al estigmatizado integrante de la macabra “comisión de la muerte” que se especializó en ejecutar a seres humanos por la vía extrajudicial y en otros casos a borrar de la faz de la tierra a otros miles mediante el cruel procedimiento de la desaparición forzosa. La fotografía de Raisi hace juego, colgada en las paredes manchadas de sangre, de aquellas edificaciones de Evin y Gohardasht, ergástulas en las que se sometían a las más bestiales torturas a los disidentes del régimen iraní. Sin duda, lo que hizo en esos tiempos Raisi, fue perpetrar crímenes de Lesa Humanidad, al igual que su par Maduro en Venezuela. El saldo que lleva en su conciencia ese siniestro funcionario, se desmenuza contando 522 asesinatos, 20 mil personas detenidas por protestar, 307 condenados a muerte en lo que va de 2023, pena de muerte a la homosexualidad y no menos de 1200 niñas envenenadas en escuelas por sumarse a la protesta. Lo mismito que ha hecho su aliado Maduro en Venezuela en las cárceles de #La Tumba, #Helicoide, #Ramo Verde y en los calabozos de la ignominia ubicados en la Dirección de Inteligencia Militar.
Desde los tiempos de Hugo Chávez vienen esos vínculos que muy bien conocen algunos exfuncionarios, como el exministro de finanzas Rafael Isea, que cumplieron sus encomiendas de trabar relaciones y concretar cooperaciones para asegurar la puesta en marcha de La Alianza Estratégica Bilateral, previamente acordada entre Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad (año 2006) que contemplaba 29 acuerdos en diversas áreas. Desde esos tiempos han ocurrido eventos muy curiosos, como la detención de Tahmasb Mazaheri, en el aeropuerto de Düsseldorf de Alemania, portando un cheque no declarado de 300 millones de bolívares equivalentes a 70 millones de dólares, que, según el funcionario iraní “era para financiar un proyecto de construcción de viviendas”.
Los iraníes se plantaron en Venezuela, teniendo como su representante preferido y protegido a Tareck El Aissami Maddah, hijo de padres musulmanes drusos. Expertos en inteligencia presentan pruebas indicando que Tareck El Aissami, ha consolidado vínculos con Hezbollah y otros enclaves terroristas, así como las conexiones de su progenitor, Carlos Zaidan El Aissami, que fue el agente en Venezuela del partido Ba’ath relacionado con los dictadores Sadam Hussein y Bashar Al Assad. Una de las versiones que más han corrido, desde que se anunció la visita del Presidente Iraní, es que en su portafolio tenía como punto privilegiado tratar con su homólogo venezolano la situación de su heraldo predilecto, para quien exigiría absoluta protección. O sea, Tareck El Aissami es intocable.
Otro asiduo visitante de Venezuela es el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, encargado por Vladímir Putin de ultimar detalles con el dictador Maduro para ampliar la cooperación bilateral entre ambos países. La verdad es que descaradamente brindan por el éxito de los planes de facilitar la presencia de Rusia en América Latina y el Caribe. Serguéi se ha paseado por el Palacio de Miraflores como si estuviera en el patio trasero de su cancillería rusa, espacio que controla desde hace más de dos décadas, jugando roles estelares en la guerra de Siria y ahora en la invasión de Ucrania. Antes había sido clave para que Rusia concretara la anexión de Crimea y verbalizar la raya invisible que limitaría la pretensión expansionista de la OTAN. La retórica de Lavrov lo llevó al cinismo de pretender desdibujar la cruenta guerra de Rusia contra Ucrania, denominándola “operación militar especial”, justificándola como una manera de repeler a los “nacionalistas”, más no con intenciones de atacar a los ucranianos. La misma danza de metáforas desfachatadas la escenificó Lavrov al momento de darle vueltas de excusas al ataque con misiles de las fuerzas militares rusas contra un hospital de niños de la Ciudad de Mariúpol.
En este andamiaje de dependencias indeseables aparece Ramiro Valdez, a quien en Cuba motearon como “el carnicero de Artemisa”. Valdez es el comisionado plenipotenciario de los Castros en el entorno de Maduro. En una misión contraria a los objetivos del líder iraní que acaba de reunirse con el protegido de La Habana, Valdés fue uno de los que se encargó de poner en autos a Maduro de las andanzas de Tareck El Aissami, que tenía un plan que contemplaba sacarlo del poder. Por eso se desarrolló velozmente la razia que mantiene en prisión a los socios de Tareck y a él “lo empijamaron” y lo han reducido a permanecer en una casa de protección ubicada en los predios militares del conocido Fuerte Tiuna, en Caracas. Valdez es uno de los que se dedica a controlar las bases de operaciones de los castristas en Venezuela, desde los envíos de tanqueros petroleros, supervisar la pista asignada a los funcionarios cubanos que entran y salen del aeropuerto internacional de Maiquetía, pasa revista a los registros, notarias, oficinas de identificación en las que se tramitan pasaportes y otros documentos de identidad, chequea como van los pagos en dólares por los servicios que prestan miles de cubanos que son llevados a Venezuela para que cumplan labores como médicos, entrenadores deportivos y tramitar la cancelación de operaciones de importaciones de todo tipo de bienes, que van desde alimentos, bombillas y cualquier otro insumo que se comercializa mediante una triangulación desde La Habana.
La interferencia de los agentes cubanos en los cuarteles militares es descomedida. Se hacen ver y sentir, atemorizan a cualquier oficial venezolano que de la más mínima señal de estar contrariado con “la revolución del Socialismo del Siglo XXI”. Ahora la agenda la ocupa la misión de consolidar una base de espionaje china que se localizaría a no más de 160 km de territorio estadounidense. Mientras que desde Beijing hacen operaciones de distracción con la amenaza de “invadir a Taiwán”, avanzan en el terreno de la realidad para que imperio chino haga posible la interceptación electrónica de comunicaciones desde Cuba. En este tema juega un papel importante el régimen que lidera Maduro. El propósito del poderío asiático es muy claro: almacenar todo tipo información privilegiada que no se centraría solo en los EEUU, sino que igualmente se dirigiría a captar datos especiales sobre los planes y acciones de gobiernos de todo el que mundo. Está a la vista las intenciones de China de hacer sentir el peso y alcance su influencia geopolítica.
@Alcaldeledezma