Agustin Urreiztieta: Requiem para los pacifistas

Agustin Urreiztieta: Requiem para los pacifistas

Alguna vez, François Mitterrand, quien tenía el don de la palabra elocuente dijo: “Los pacifistas están en el oeste, los misiles están en el este”. Esta declaración se hizo durante la Guerra Fría, cuando había protestas en ciudades alemanas contra el despliegue de misiles estadounidenses destinados a contrarrestar los de la URSS. El presidente socialista había señalado una gran paradoja en la que el pacifismo podría dejar a Europa Occidental indefensa.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Hoy en día, los pacifistas no están ni en el oeste ni en el este. No se pueden encontrar protestas significativas contra actividades militares en Europa ni en otros lugares, mientras que el gasto militar está aumentando en todo el mundo. 

El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), un instituto reconocido en este campo, ha publicado cifras que muestran que 2022 estableció un nuevo récord en cuanto a gastos militares globales. Este año récord coincidió con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, las maniobras militares de China alrededor de Taiwán y un aumento general de las tensiones. Sin embargo, esta tendencia ya estaba en marcha desde hacía algún tiempo.





Se gastaron un total asombroso de 2,24 billones de dólares (dicho de otra manera son 2.240.000 millones de dólares) en gastos militares a nivel mundial el año pasado, y se espera que esta cifra aumente aún más este año, según el SIPRI. En los últimos meses, hemos sido testigos de anuncios espectaculares de aumentos en los presupuestos de defensa en países como Alemania, Polonia (que planea alcanzar el 4% de su PIB), Japón (donde se duplicará), China (con el aumento número 29 

 

consecutivo) y Francia (con un aumento del 40% en la ley de programación militar 2024-2030 en comparación con la anterior). En Rusia, incluso Vladimir Putin declaró que “no hay límite para los gastos militares”.

El Anuario SIPRI 2023, publicado este mes, destaca otro fenómeno preocupante: un resurgimiento en el número de cabezas nucleares en todo el mundo después de una disminución posterior a la Guerra Fría. Esto se debe principalmente a China, que aumentó su arsenal nuclear en 86 cabezas nucleares en un año. Según el SIPRI, “China ha iniciado un aumento significativo en su arsenal nuclear”, mientras que Rusia y Estados Unidos mantienen un nivel estable y alto de cabezas nucleares. Hoy en total existen 12.512 cabezas nucleares, activas o susceptibles de serlo. Solo una pequeña porción de ellas garantizaría la destrucción total del planeta.  

Lo único sorprendente es que estos gastos militares no sean cuestionados. El clima internacional, marcado por eventos como el conflicto en Ucrania, múltiples puntos conflictivos en Asia y Oriente Medio, impide cualquier debate real sobre el gasto militar. Si bien es evidente en países autoritarios, es menos evidente en países democráticos, donde las preocupaciones sobre estos conflictos disuaden las críticas a los gastos militares, incluso si eso significa desviar fondos que podrían invertirse en la transición ecológica, por ejemplo. Incluso en Alemania, el partido Verde, como parte del gobierno, apoya el esfuerzo militar.

Este aumento dramático del gasto militar (y nuclear) nos recuerda a aquel terrible sistema que salvó al mundo durante el periodo de la Guerra Fría: la destrucción mutua asegurada, cuyas siglas en inglés, MAD, dan lugar a un juego de palabras. MAD, en inglés, significa “loco”, “disparatado”, “enojado”. Este sistema “loco” planteaba que ningún agresor nuclear tendría la capacidad de destruir por completo a su adversario con un primer ataque. Así, se aseguraba la retaliación y, con ella, la escalada hacia el Armagedón. 

¿Con qué adjetivo dormiremos tranquilos mañana?