Compartiendo unas tazas de café, un amigo me preguntó que, cómo hago para llevar 11 años escribiendo todas las semanas, ininterrumpidamente, sin haberme repetido ni una sola vez. Después de una breve reflexión, respondí que es una tarea muy difícil, pero a la vez apasionante. No sé el método que utilizan otros columnistas y escritores, pero mi técnica es observar, escudriñar, fijar la vista, agudizar los sentidos para percibir lo que otros pasan por alto: en el mercado, en el metro, en la camioneta de pasajeros, caminando por la calle, entrenando en el gym, manejando por las calles y avenidas del país, oyendo a la gente, auscultando mis sentimientos y emociones más profundos y por qué no, reflejando mis errores y equivocaciones, ese es mi secreto.
Hablando de equivocaciones, algunos días atrás, redacté un post para publicarlo en la historia de WhatsApp, allí traté de reflejar que no consumo ningún tipo de bebidas alcohólicas, pero realmente hablé sobre mi abstinencia alcohólica. Como la idea me quedó dando vueltas en la cabeza, me puse a investigar el significado preciso del sustantivo abstinencia y esto fue lo que encontré. Síndrome de abstinencia: conjunto de trastornos provocados por la reducción o suspensión brusca de la dosis habitual de una sustancia de la que se tiene dependencia. A menos que se tome como válido el ? hecho de que, a la edad de 7 años, yo agarré una borrachera que me apartó definitivamente de esa ruta, entonces el término no estaba bien utilizado.
El dislate narrado en el párrafo precedente, me llevó a investigar un poco sobre el alcoholismo y el resultado es este artículo que hoy les presento. Esta adicción es una enfermedad crónica y progresiva que afecta a millones de personas en todo el mundo. Va más allá del simple consumo ocasional de alcohol, se caracteriza por la dependencia física y emocional hacia esta sustancia y por la incapacidad de controlar o limitar el consumo, a pesar de las consecuencias negativas que este comportamiento conlleva en la vida personal, social y laboral. Se desarrolla a través de una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales, y puede manifestarse en diferentes etapas, desde un consumo excesivo hasta la dependencia física y psicológica.
El alcoholismo puede estar influenciado por una variedad de factores, como la predisposición genética, el entorno familiar, el estrés, la presión social y los traumas emocionales. Las personas con antecedentes familiares de alcoholismo tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Los factores socioculturales, como la disponibilidad y aceptación social del alcohol, también desempeñan un importante papel.
El consumo excesivo y prolongado de alcohol tiene efectos dañinos en diversos órganos del cuerpo. El alcoholismo puede provocar enfermedades hepáticas, trastornos del sistema nervioso, enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos, problemas psicológicos y trastornos del sueño, entre otros. Además, el abuso del alcohol puede tener un impacto perverso en las relaciones personales, el rendimiento académico o laboral, y la estabilidad emocional.
A Dios gracias, el alcoholismo es una enfermedad tratable, y buscar ayuda es fundamental para iniciar el camino hacia la recuperación. La negación y la estigmatización suelen ser barreras para buscar tratamiento, pero es esencial comprender que la adicción al alcohol no es un signo de debilidad moral, sino una enfermedad que requiere apoyo profesional. Los tratamientos incluyen la desintoxicación, la terapia psicológica, los grupos de apoyo y los programas de rehabilitación, adaptados a las necesidades individuales de cada persona.
Por supuesto que, la prevención juega un papel fundamental en la lucha contra el alcoholismo. Educar sobre los riesgos y efectos nocivos del consumo excesivo de alcohol, fomentar el desarrollo de habilidades de afrontamiento saludables, promover entornos libres de alcohol para los jóvenes y ofrecer programas de apoyo a las personas en riesgo, son algunas de las estrategias claves para su prevención.
Ustedes no tienen ni la más remota idea, de lo que me ha costado, socialmente, mantener mi decisión de no consumir alcohol, a tal punto que, para no dar interminables explicaciones del porqué no consumo licor, en los numerosos actos sociales a los que asisto, he optado por mantener llenos mis vasos con algún refresco de color oscuro y mantenerme campaneándolos, como se dice en el argot popular, para desviar la atención de los contertulios. Tengo el convencimiento de que, nos hace mucha falta fomentar una cultura en la que se respete la decisión individual de no consumir alcohol y por el contrario se ofrezcan alternativas más saludables para el ocio y la socialización.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Noelalvarez10@gmail.com