Las loterías Powerball y Mega Milions son dos de las más populares en Estados Unidos. En los últimos sorteos, nadie ganó los pozos más altos, por lo cual, en conjunto, suman 1435 millones de dólares en premios. Con el furor por los boletos, muchas personas se preguntan sobre las condiciones que aplican si resultan ganadoras, sobre todo en el caso de los migrantes indocumentados.
Por La Nación
Para cobrar el premio de alguno de estos sorteos, un requisito es que la persona haya comprado el boleto dentro de EE.UU., en un estado válido dentro de los lineamientos. Si bien cada jurisdicción tiene sus propias reglas, un inmigrante indocumentado puede recibir su pago, a pesar de su estatus. Lo diferente es que tiene que cubrir más impuestos que reducen el total del premio.
Aquellos que no sean ciudadanos estadounidenses deben regirse no solo por la ley federal, sino también por el estado en el que adquirieron su boleto. El impuesto federal en estos casos es del 30%. Además, es posible que la persona tenga que pagar impuestos de su país de ciudadanía. A su vez, se deberán seguir los tratados fiscales entre EE.UU. y su nación natal.
¿Cómo se cobra un premio de Powerball o Mega Millions?
Según señalan las páginas de las loterías, la mayoría de los premios que son menores de US$600 no requieren de ningún tipo de identificación para cobrar. El proceso comienza con la firma al reverso del billete y su posterior entrega al minorista, que a su vez lo deriva a la Comisión de Loterías para que emita el cheque.
No obstante, si la cifra es mucho mayor, como en este caso, se deberá mostrar una forma de identificación con foto aprobada por el gobierno, tal como pasaporte, tarjeta de identificación estatal, tarjeta de seguro social o licencia de conducir.
¿Si un indocumentado gana el Powerball o Mega Millions, lo pueden deportar del país?
Aunque el triundo en sí no aumenta el riesgo de deportación, este está presente para cualquier inmigrante con situación irregular en ese país. Si resulta inelegible para alguna visa, probablemente tendrá que regresar a su nación de origen para hacer el trámite desde el principio. Además, las autoridades estadounidenses podrían imponerle un castigo e impedirle su regreso de tres a diez años, que es la pena para aquellos que acumulan una presencia ilegal por más de 180 días.
Lea más en La Nación