El exrrapero británico de origen egipcio Abdel-Majed Abdel Bary fue hallado muerto este miércoles en su celda de la prisión española donde estaba ingresado, sin que de momento se conozcan las causas del fallecimiento.
Fuentes penitenciarias confirmaron a EFE la muerte del presunto yihadista, que había sido juzgado recientemente en la Audiencia Nacional española.
El pasado 14 de julio quedó visto para sentencia el juicio contra Abdel Bary, de nombre artístico L. Jinny, quien en 2020 llegó en una embarcación precaria a la ciudad española de Almería (sur) procedente de Argelia y fue detenido por la Policía por el “riesgo que para la seguridad nacional” representaba que fuera un retornado de Siria, según dijo la Fiscalía española en sus conclusiones definitivas.
Precisamente, en esa última sesión del juicio el representante del Ministerio Público español mantuvo una petición de 9 años de cárcel para el exrrapero y de 7 y 8 años para los otros dos acusados con los que fue detenido.
A los tres los acusaba de formar una célula yihadista dedicada a cometer estafas bancarias en internet y a traficar con criptomonedas para “financiar sus actividades terroristas”.
La Fiscalía española defendió la actuación policial, puesta en tela de juicio por las defensas, y afirmó que la detención se produjo con carácter de urgencia por la sospecha de que Abdel Bary fue combatiente del Estado Islámico en Siria.
Interpol avisó a la Policía española de la entrada de esas tres personas en España y eso motivó las detenciones, según reconoció el fiscal.
Por su parte, el abogado de Abdel Bary pidió que se decretara la nulidad de las actuaciones por irregularidades en las detenciones y que, en todo caso, se le absolviera porque no se ha probado en ningún momento que liderara una célula terrorista.
En esa sesión, Abdel Bary hizo uso de su derecho a la última palabra para incidir en las mismas ideas que su abogado y alegar que las células terroristas están lideradas por un guía religioso o imán y que él carecía de esa autoridad.
EFE