El País: Venezuela, una televisión encadenada a la censura y congelada en el tiempo

El País: Venezuela, una televisión encadenada a la censura y congelada en el tiempo

 

Hace unas semanas, en la conversación en redes sociales se celebraba el triunfo en MasterChef Australia de la tradicional cachapa, esa torta de maíz cocida en budare y rellena de queso fresco presentada por uno de los más de siete millones de migrantes que han salido del país en la última década. El participante de origen venezolano Antonio Cruz Vaamonde fue la estrella de ese episodio de la versión de este popular formato de Banijay que nunca se ha producido para las pantallas de Venezuela, porque la televisión venezolana ha quedado fuera del furor de los programas de concursos y las franquicias de entretenimiento que, con la irrupción del streaming, han logrado sostener la audiencia de la mayoría de los canales en abierto del mundo.





Por Florantonia Singer / El País

También se ha quedado sin las coberturas noticiosas en vivo, pues la censura del Gobierno a la vuelta de 20 años ha transformado los medios y los ha desconectado de la calle. Más de 500 medios han cerrado en dos décadas de chavismo, de ellos casi la mitad son radios. En esa cuenta hay un puñado de televisoras regionales y está Radio Caracas Televisión (RCTV), el primer canal de televisión venezolano y el que lograba mayor cuota de pantalla.

En el prime time de la noche de un domingo de julio, cuatro canales repiten Corazón llanero, un programa de difusión musical impulsado por un funcionario de la Administración de Nicolás Maduro. Se transmitía en Vive, creado por Hugo Chávez hace 20 años para promover el periodismo comunitario y cultural; TV Fanb, el canal de la Fuerza Armada que salió al aire durante el primer año en el poder de Maduro; Tves, la señal que nació tras el cierre hace 16 años del crítico RCTV; y en VTV, la emisora del Estado. Aunque el número de canales ha crecido los últimos años, los venezolanos que no tienen acceso a servicios de televisión por cable o plataformas están condenados a una programación vetusta, encadenada y con altas dosis de propaganda chavista.

De 19 canales en abierto, solo ocho son de propiedad privada. La “hegemonía comunicacional” a la que que aspiraba Chávez tiene expresión en esa parrilla. De los ocho canales privados, al menos cinco son de capitales asociados al Gobierno. “La televisión sigue siendo el medio más masivo, pero lo que ha venido pasando en Venezuela es que, con los años de las cadenas de Chávez y el cierre de RCTV, hubo un cambio en el consumo y la gente creó sus anticuerpos a la televisión nacional”, explica Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público.

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