La riqueza de un país es una condición con lugar y tiempo, que se obtiene gradualmente por la coexistencia de distintos factores, principalmente humanos, aún más, esa condición puede ser mejorada. En el otro extremo, el de la pobreza, como resultado del desenfreno por lograr una rápida opulencia personal o de grupos, por mecanismos pasajeros, libertinos y hasta violentos; con un rasgo característico de que esos recursos son extraídos desde la administración pública. La pobreza es la consecuencia de una cultura, cuando también se es pobre sin tener necesidad desde un punto de vista económico.
Las instituciones venezolanas han sufrido de tres plagas que han marcado su ineficiencia y las características de pobreza de un país; comenzando con la cultura de su organización, las instituciones como un todo no saben a dónde van o para qué existen; luego son centros destinados al acomodo en distintos cargos de familiares, amigos o partidarios por favores cumplidos, especialmente “favores electorales”; y finalmente son administradas por una sombría gerencia. Por supuesto que, siempre la pregunta es ¿y la corrupción?, claro, la corrupción comienza con la existencia de las propias plagas y luego el saqueo de los fondos como consecuencia de aquellas.
La coexistencia de las tres plagas ha ocasionado en Venezuela una condición sui géneris y es la aparición en unas instituciones más que en otras, de individuos dirigidos a subvertir el propio orden (orden básico), destinando las instituciones a caprichos de los centros de poder nacional. Pero esto representa otro tema de discusión y acción.
Corresponde entonces ahora, destacar los procesos internos, encontrándose que es importante el presupuesto con que cuenta una institución, pero mucho más (tres a uno), lo es el capital humano. No es que se esté descubriendo de nuevo la rueda, pero como suele ocurrir sobre todo cuando hay interés en que ocurra, es que lo más obvio sea lo más esquivo. Queda claro entonces que una dirección de RRHH para una selección del personal y entrenamiento de nuevo ingreso, de actualización y correctiva, no tiene discusión.
En la cadena de valor incluso dentro de las instituciones, la relación proveedor-cliente no solo se trata de uno y otro individuo, sino de equipos de trabajo horizontal y verticalmente hablando en el organigrama. Por lo tanto, la creación de responsabilidades con una visión personal dentro de un equipo de trabajo de alto desempeño, va a forjar partes interesadas orientadas a los resultados, profesionalizadas, muy refractarias a la corrupción o a posponer tareas e incentivadas a ser mejores.
El plan será tan detalladamente conocido por cada uno como la alta dirección lo determine y tan integralmente conocido por todos en la institución como sea posible, exceptuando aquellas actividades inherentes a las responsabilidades individuales, las cuales cada persona podrá dedicarse por completo sin perder la visión general. Por estas razones los incentivos estarán basados en la cantidad de espacios para la eficiencia, niveles elevados de funciones de productividad y la calidad en la formación.
Insistir en que la oportunidad es para todos, pero ¿oportunidades de qué? Por ejemplo; cuando desde una propuesta de servicios públicos de calidad se planifica para una ciudad, desde luego que esa administración se crea porque existe una institución, por lo tanto el personal de la institución está convencido en lo que es bueno y es de calidad, porque es cultura organizacional. Entonces debe crearse conexión con otras instituciones, integración con la sociedad y promover el valor del esfuerzo, el conocimiento, el mejoramiento y cumplimiento.
La sociedad venezolana va a transformarse y al mismo tiempo sus instituciones. La transformación de las instituciones es prioritaria en los sistemas de servicios básicos para la nación como el sanitario y el educativo. El método para crearlos de nuevo es crucial.
@abrahamsequeda