El futuro es desconocido, pero sabemos que nosotros lo vamos construyendo. Se palpa una rebeldía ciudadana silenciosa que guarda en sí toda una potencia. Seguir como estamos no tiene futuro. La pauperización de la sociedad expoliada salta a la vista. Nadie está aquí conforme. Vivimos en un estado de excepción. La arbitrariedad es la que manda.
Hoy el usurpador está en situación de fabricarse una elección, sus instituciones complacientes y cooptadas cuentan los votos. Tiene una bajísima preferencia electoral de 11%. No tiene vida en unas elecciones libres y por eso no las va a permitir. Hace la ley a su antojo y usa la fuerza como quiere.
El régimen pauperizó al país y se robó hasta el oro del BCV. Muestra con impudicia los lingotes entre sus manos ladronas. Son asaltantes de los valores más profundos de la nación.
El uso de la fuerza armada para la persecución política es una enorme tragedia en esta crisis, se encuentra descolgada de sus deberes constitucionales. Lo notamos en la actitud irregular de los militares que jefaturan la gobernación de Trujillo y la Guardia Nacional, interviniendo e interceptando la lucha ciudadana en ejercicio de su soberanía popular. Estos tipos captados en delito flagrante merecen castigo y rechazo de la comunidad y justicia internacionales. El régimen no se va a detener en nada. No ha dejado de ser lo que es: una estructura criminal.
El juego está cerrado, pero no vamos a jugar el juego del régimen. Cobramos conciencia cada día de las ideas, los pasos y los proyectos que debemos atender.
El camino de hoy es la primaria para elegir al nuevo liderazgo que conducirá la lucha ciudadana. Que actúa cada día capitalizando el rechazo al régimen.
Todo está por hacerse. Convirtieron al país en un escombro.
Hemos decidido romper con todo aquello que instrumentalice al ser humano. No nos dejaremos colonizar la conciencia. Un propósito superior nos inspira a rebelarnos contra el aplastamiento de la ética y la estética.
La fuerza del coraje no va a jugar conforme al juego sucio planteado por la corporación criminal, sino va avanzando, con la enorme potencia del respaldo ciudadano, a construir y rescatar el juego constitucional. A capitalizar el rechazo.
Los perdedores netos, ayunos del entusiasmo colectivo, conscientes de que les pasó su tiempo, decidieron, sin grandeza, jugar en la cancha marcada por el régimen.
Romper con ese círculo vicioso forajido, tejido por el régimen y sus funcionales acólitos, y sustituirlos por una nueva forma de hacer política, jalonada por conductas preñadas de viva esperanza en el porvenir democrático.
Necesitamos una nueva representación política. El G4 está más que agotado.
No queremos que la mentira siga siendo el lenguaje de la política, la ha degradado.
Se han construido capacidades para no dejarnos imponer a la opolaboración.
Se está trabajando duro y se está llegando a una tensión promovida por el liderazgo del coraje, que se convierte en la correa de transmisión de la fuerza de la gente. Y, primaria mediante, será la nueva representación política que tanto aspiramos. Para hacer realidad una tierra de gracia, libre y productiva.
¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!