Figura imprescindible en la política argentina y mano ejecutora de muchos de los movimientos internos del peronismo de las dos últimas décadas, la vicepresidenta del país suramericano, Cristina Fernández, guarda silencio desde la celebración de las elecciones primarias del pasado domingo.
Ni el triunfo sorpresivo del ultraderechista Javier Milei, ni el último lugar en el podio de las fuerzas más votadas cosechado por la oficialista Unión por la Patria, ni siquiera la derrota del kirchnerismo en su bastión, Santa Cruz, donde hace más de 30 años comenzó a forjarse la ‘leyenda K’, han sacado una palabra pública a la mujer que gobernó Argentina entre 2007 y 2015.
Fernández viajó para votar a Río Gallegos (provincia de Santa Cruz), donde tiene su casa y donde se refugia siempre que busca tranquilidad -como sucedió tras el atentado del 1 de septiembre de 2022-, y desde allí presenció todo lo ocurrido en la noche electoral.
Fuentes cercanas a ella confirmaron a EFE que el lunes por la tarde regresó a Buenos Aires y ya retomó la actividad en su despacho del Senado, del que es presidenta en su calidad de número 2 del Estado.
CAMPAÑA
La exmandataria no tuvo un papel preponderante en una campaña en la que ‘su’ aspirante, el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, se retiró en favor de una candidatura ‘de consenso’, la del titular de Economía, Sergio Massa, para evitar la celebración de unas primarias que dividieran el voto.
Igualmente se bajó de la carrera electoral el actual embajador de Argentina en Brasil, el exvicepresidente Daniel Scioli, más cercano al presidente, Alberto Fernández.
Sin embargo, el peronismo no logró evitar que el dirigente social Juan Grabois, con postulados más vinculados al ala kirchnerista, se enfrentara en la interna a Massa y lograse 1,4 millones de votos (5,9 % del padrón) frente a los 5 millones (21,4 %) que obtuvo el ya candidato a la Presidencia, segundo líder más votado por detrás del aspirante de La Libertad Avanza, Javier Milei (30,04 %).
‘SU’ CANDIDATO
Mientras Alberto Fernández optó por no comparecer en ningún acto de campaña y trató de “allanar el camino para que los candidatos puedan moverse libremente”, como expresó la portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti, la vicepresidenta se dejó ver en algunos eventos públicos ‘ungiendo’ a Massa como ‘su’ candidato.
Consciente del enorme respaldo popular del kirchnerismo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, su histórico bastión -junto a Santa Cruz, donde nació Néstor Kirchner y donde, en 1991, al conseguir la Gobernación de la provincia, arrancó su carrera política hacia la Casa Rosada, que consiguió en 2003-, Cristina derrochó presencia y halagos hacia alguien que fue su enemigo hasta hace no mucho tiempo.
Después de ser convocado en julio de 2008 por ella para ocupar la Jefatura del Gabinete de ministros, lo abandonó un año después en plena crisis del Ejecutivo por la derrota de Kirchner en las legislativas y, en 2013, creó el Frente Renovador en abierta oposición al Gobierno que él mismo había integrado.
CRISTINA VS MAURICIO
Sus cruces de mensajes con otro de los grandes actores políticos de las últimas décadas, el centroderechista Mauricio Macri, quien presidió Argentina entre 2015 y 2019, dejaron entrever que quería seguir manejando los hilos de la coalición oficialista, por más que no hubiera un ‘candidato K’ propiamente dicho.
Massa iba a cerrar la campaña en el Teatro Argentino, de La Plata, centro de especial significación para Cristina, pero la muerte violenta de una niña el 9 de agosto llevó a todos los precandidatos a suspender sus mítines finales. Los simpatizantes nunca pudieron saber si finalmente ella acudiría por sorpresa o no.
Ni un solo mensaje en su cuenta de la red social X -antes denominada Twitter-, ni un comentario público de respaldo a los candidatos -aunque sólo fuera al triunfo en la provincia de Buenos Aires del gobernador Axel Kicillof, uno de los ‘suyos’-, ni una sola aparición con referencias al sorpresivo triunfo de Milei.
Fernández, que renunció a presentarse como candidata, si bien luego alegó proscripción de parte de la Justicia y de la oposición, dijo en más de una ocasión que las elecciones de 2023 dividirían al país en tres tercios. Ahora que se confirmó, ella sigue guardando silencio. EFE