Marcio Jose Sanchez – AP
Por varios años, los habitantes de California, Estados Unidos, asumían que durante el verano tendrían que soportar condiciones de sequía extrema, que a su vez causaban riesgos de incendios forestales y problemas de abastecimiento de agua en las zonas urbanas. Sin embargo, este año el escenario es radicalmente distinto por un invierno en el que se registraron intensas nevadas en la región montañosa y por el paso de la tormenta tropical Hilary, que generó abundantes lluvias en San Diego y Los Ángeles.
Por La Nación
Después de tres de los años más secos de su historia, ahora la mayor parte del territorio de California aparece libre de condiciones de sequía, según la plataforma de monitoreo que administra el Centro Nacional de Mitigación de la Sequía de la Universidad de Nebraska-Lincoln, en conjunto con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Aunque los incendios forestales son una amenaza constante en todo el estado, hasta ahora la temporada resultó significativamente menos destructiva en comparación con la media de cinco años de incidentes, según reportó The New York Times. “Estamos más tranquilos debido a la gran cantidad de lluvia y nieve que recibimos durante el invierno, porcentajes históricos en algunos casos”, explicó al diario el capitán Robert Foxworthy, responsable de información del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California al evaluar las condiciones de recuperación en el estado.
Por otra parte, Alex Hall, profesor de ciencias atmosféricas y oceánicas de la Universidad de California en Los Ángeles, detalló al medio referido que este contraste entre los fenómenos meteorológicos secos y húmedos es uno de los efectos del cambio climático: “Los fenómenos extremos son mucho más profundos. Son más fuertes y más intensos. La gente utilizaba la palabra ‘latigazo’ antes (para nombrar este fenómeno)”.
¿Cómo se recuperó California de la sequía?
Las tormentas invernales alimentadas por “ríos atmosféricos” a finales de 2022 y los primeros meses de 2023 provocaron inundaciones y algunos desastres en todo el estado, pero también aliviaron las graves condiciones de sequía al permitir que los embalses, lagos y ríos volvieran a acumular agua en su caudal, lo que garantiza el abastecimiento de los próximos meses en las ciudades de Los Ángeles y San Diego.
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