Las personas residentes en Pompeya (Italia) murieron asfixiadas tras la erupción del Vesubio en el año 79, no abrasados o deshidratados como defienden otras teorías. Así se desprende del primer análisis químico de los huesos de los calcos de Pompeya -esqueletos de sus habitantes en un molde de yeso-, realizado con una técnica innovadora como la fluorescencia de rayos X.
Por: El Mundo
El trabajo fue realizado por un equipo internacional liderado por la Universidad de Valencia y en el que participaron también investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y el Ministerio de Cultura italiano, y aparece publicado este miércoles en la revista ‘PLOS ONE’.
Ese estudio es pionero en cruzar datos químicos, antropológicos, tafonómicos y estratigráficos, y crea una metodología aplicable a todos los calcos de la erupción del Vesubio del año 79.
Durante la erupción, los cuerpos en Pompeya quedaron cubiertos de ceniza y de materiales piroclásticos, que fueron recubiertos por lava y se solidificaron. Con su desaparición quedaron los huesos, algunas telas y el hueco de los cuerpos entre las cenizas solidificadas, los llamados vacíos.
Desde 1860, el arqueólogo Giuseppe Fiorelli puso en práctica un método para obtener moldes de yeso de las víctimas (los calcos), que reconstruyen a escala real cada cuerpo en la posición en la que murió.
Puedes leer la nota completa en El Mundo