Bajo el régimen discriminatorio de género de los talibanes, las periodistas tienen prohibido entrevistar a funcionarios gubernamentales masculinos, participar en conferencias de prensa sin un acompañante masculino y viajar con fines informativos.
Por VOA
En 2016, una joven, a quien llamaremos Zarghona para proteger su identidad, se embarcó en un viaje extraordinario por el centro-sur de Afganistán. Con sólo 14 años, se unió a una estación de radio local en la provincia de Ghazni, ansiosa por hacer oír su voz.
Inicialmente se le confió un programa de entretenimiento diario para jóvenes, pero el carisma y el talento de Zarghona pronto la llevaron a tareas más desafiantes.
“Presenté un programa culinario, así como un programa de sensibilización cultural”, dijo con la voz teñida de nostalgia.
Para 2021, la carrera de Zarghona estaba en auge y soñaba con estudios superiores de periodismo en Kabul y trabajar para los medios nacionales en la capital.
Sin embargo, antes de fin de año todo cambió drásticamente.
Cuando los talibanes llegaron al poder en agosto de ese año, uno de sus primeros actos fue suspender indefinidamente la educación secundaria de las niñas, extinguiendo las esperanzas de innumerables mujeres jóvenes como Zarghona.
El nuevo régimen islamista también despidió a casi todas las funcionarias públicas, con pocas excepciones, en los sectores de educación y salud.
La agencia nacional de radiodifusión, Radio y Televisión de Afganistán, vio despedir a todas sus periodistas y las presentadoras de canales de televisión privados fueron obligadas a usar máscaras faciales.
Estas reglas, diseñadas sin pedir disculpas para expulsar a las mujeres del periodismo, pintan un panorama sombrío para Zarghona y muchas otras mujeres jóvenes que desean desesperadamente trabajar como periodistas.
A pesar de esta sombría realidad, durante aproximadamente dos años, Zarghona ha esperado ansiosamente un anuncio de los talibanes de que las escuelas y universidades reabrirían para las niñas y que a las mujeres se les permitiría volver a trabajar.
Otras no tienen esa esperanza.
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