Madre Teresa de Calcuta: la hambruna que la impactó, su vida entre los pobres y las acusaciones en su contra

Madre Teresa de Calcuta: la hambruna que la impactó, su vida entre los pobres y las acusaciones en su contra

La Madre Teresa de Calcuta fue convertida en santa por la Iglesia católica 19 años después de su muerte, un plazo récord para los tiempos canónicos. Su vida estuvo dedicada a los pobres y no exenta de polémicas (Tim Graham/Corbis via Getty Images)

 

La Madre Teresa de Calcuta encarnó la lucha contra la pobreza. Logró darle visibilidad a una situación dramática, que el mundo tomara noticia de lo que sucedía en regiones alejadas, a las que no se les presta atención. Vivió entre los pobres durante casi cincuenta años. Durante ese medio siglo se dedicó a atender a pobres, huérfanos, hambrientos y moribundos. Creó escuelas, hospicios, hospitales, orfanatos.

Por infobae.com





En los años setenta se convirtió en una celebridad mundial, en uno de los grandes referentes espirituales, que recordaba la angustiante situación de decenas de millones de personas. Fue considerada una santa en vida y fue canonizada en tiempo récord. Es la única persona en tener un Premio Nobel y en haber sido declarada santa por el Vaticano. También tuvo sus detractores y sus zonas oscuras. Desde documentales a escritores célebres como Christopher Hitchens señalaron errores y lanzaron acusaciones que modificaron o al menos hicieron tambalear su imagen pública; miradas que, al menos, obligaron a observar al personaje público con mayor detenimiento.

Cómo se convirtió en Teresa de Calcuta

Nació el 26 de agosto de 1910como Anjeze (Agnes) Ghonxhe Bojaxhiu en un mundo muy diferente al actual, en Uskub, ciudad del Imperio Otomano (hoy Skopie, capital de Macedonia del Norte). Su familia era de origen albanés. Su padre era comerciante y tenían un buen pasar económico. Cuando el hombre murió, a los 8 años de Agnes, todo cambió. La familia empezó a pasar necesidades y la chica ingresó a vivir con las monjas de Loreto. A los 18 años decidió seguir la vocación religiosa e ingresó al noviciado. Poco después fue enviada a la India, a la ciudad de Calcuta. Hizo sus votos –pobreza, obediencia y castidad- a los 21 años. En ese momento cambió su nombre por el de Teresa, en homenaje a Teresa de Lisieux, la santa patrona de los misioneros. Dio clases en un colegio de religioso de Calcuta durante casi dos décadas. Sus materias eran historia y geografía. La realidad de la ciudad, la pobreza circundante, la preocupaba. Uno de los detonantes, uno de los eventos que determinó su vida posterior fue la Hambruna de 1943 en Bengala. Allí vio lo que nunca había imaginado siquiera que podía existir. El hambre mató a más de un millón y medio de personas. Los cuerpos de los chicos desnutridos quedaban tirados por las calles, se apilaban en las esquinas. Poco después, en un viaje en tren, dijo haber tenido una revelación, una conversación divina, una charla con el mismísimo Jesús en la que la conminaba a tomar cartas en el asunto, a dedicarse a los más pobres. Dejar el convento y acercarse a los que sufrían.

Salió del convento y recorrió las calles, se dirigió a las peores zonas de la ciudad para brindar su ayuda y consuelo. Convivió con ellos.

Años después se supo que fue un camino escarpado para ella, que debió soportar quiebres en su voluntad, dudas y por momentos que la fe la abandonara. Pero persistió en su campaña por tratar de mejorar la vida de los que la rodeaban.

Teresa quiso formar su propia congregación pero eso no es tan sencillo en la estructura jerárquica de la Iglesia. Tardó dos años en conseguir que el obispo la dispensara de sus votos y que le permitiera la creación de las Misioneras de la Caridad. El lema que se impuso fue: “Amar y cuidar a aquellas personas que nadie estaba preparado para cuidar”.

A partir de ese momento se dedicó al cuidado de los enfermos (en esos primeros años en especial a los leprosos), a acompañar a los moribundos, a cuidar a los chicos huérfanos, a alimentar a los hambrientos. Dejo establecido que su objetivo no eran los pobres, sino “los más pobres entre los pobres”. Esos a los que llamaban Los Intocables, la clase más baja y olvidada de la India.

La Madre Teresa dijo: “”Nuestra misión era cuidar a los hambrientos, los desnudos, los indigentes, los discapacitados, los ciegos, los leprosos, todas esas personas que se sienten indeseadas, no amadas, abandonadas por toda la sociedad, aquellas que se han convertido en una carga para la sociedad y son apartadas por todos”.

La congregación

A partir de ese momento su congregación no dejó de crecer. En un principio pareció que su tarea sería de alcance limitado, que no tendría mayor repercusión. Estaba trabajando en un país enorme, súper poblado, en el que sólo el 2.3% de la población era católica; ella representaba a una religión muy minoritaria en India. Con las décadas, llegó a tener 6.000 religiosas y a establecerse en más de cien países.

Su gran irrupción global se dio en 1969, mientras los Beatles grababan sus últimos temas y el hombre llegaba a la Luna. El periodista de la BBC, Malcolm Muggeridge realizó Something Beautiful For God, un documental sobre la religiosa. Una película que la mostraba por primera vez fuera de la India. Era, claro, una gran historia. El documental hizo conocida a Teresa de Calcuta. A partir de ese momento, la figura pública de Teresa iría creciendo hasta convertirse en un símbolo mundial, con su hábito blanco con vivos, azules, sus movimientos lentos y su voz algo grave, no tan frágil como su figura, con la que opinaba de los asuntos del mundo y los ojos vivaces, alertas.

Las donaciones comenzaron a llegar de manera cotidiana. Teresa decidió abrir nuevos centros de cuidado y hospitales y expandir su comunidad por el mundo.

Durante décadas fue una de las figuras religiosas, de los líderes espirituales, más conocidos del planeta junto a Juan Pablo II, el Dalai Lama y posiblemente algún telepredicador como Billy Graham.

Teresa no delegaba las tareas. Trabajaba en leprosarios, recorría zonas pauperizadas, estaba en los hospitales. Muchas celebridades se solidarizaron y colaboraron con su causa; también lo hicieron algunos infames, delincuentes y hasta dictadores como los Duvalier de Haiti.

Para leer la nota completa pulse Aquí