Las cinco empresas B certificadas venezolanas: Leather Heart, Grupo San José/Casa Franceschi, Impact Hub Caracas, Grupo Táctica y Proyectos MAF; junto a B Lab España y la Comunidad B Venezuela, se reunieron con destacados líderes empresariales, miembros de la sociedad civil y entusiastas en el evento “Construyendo Economías Sostenibles”, un espacio donde se evidenció que el triple impacto ya es una realidad en el país.
Este 6 de septiembre, en las instalaciones del Impact Hub Caracas, el encuentro híbrido contó con la participación de la invitada especial de B Lab Spain, la venezolana Valentina Demori, quien inspiró a todos los presentes con las oportunidades de cooperación entre España y Venezuela en materia de triple impacto empresarial. Igual de inspiradora fue la historia de Casa Franceschi en la propia voz de su presidente, Carlos Franceschi, quien habló de los desafíos durante su certificación en 2021 como la segunda Empresa B venezolana.
Con B de beneficios para todos
Si bien existe una creciente comunidad en Venezuela alrededor del tema del triple impacto, la sostenibilidad y la economía del bienestar, aún muchos se preguntan qué es una Empresa B y, particularmente, por qué se identifican con esta letra. La explicación viene de la palabra inglesa benefits, que en español significa beneficios. Se refiere al hecho de que, en este tipo de empresas, el lucro deja de ser solo un fin y se convierte en un vehículo que produce impacto positivo para el planeta y las personas, generando así beneficios para todos.
Es por ello que una importante parte del tiempo del evento “Construyendo Economías Sostenibles” transcurrió en una dinámica grupal de mesas de trabajo, en la que la audiencia compartió perspectivas sobre las cinco áreas del modelo de impacto de Empresas B: clientes, comunidades, medio ambiente, gobernanza y colaboradores. Todo ello de la mano de representantes de las Empresas B certificadas y la Comunidad B Venezuela, quienes al final de la jornada compartieron, en un panel, las conclusiones de cada mesa con todos los presentes.
La reflexión comenzó por el área de clientes y evaluó la gestión que una empresa debe tener hacia sus consumidores, a través de la calidad de sus productos y servicios, el marketing ético, la privacidad y seguridad de los datos; y los canales para recibir feedback, entre otros. Por su parte, la discusión sobre las comunidades permitió establecer el compromiso de la organización y su impacto en las sociedades donde opera, donde contrata a sus empleados o proveedores, y donde se abastece. Esta área considera además temas como diversidad, equidad e inclusión.
La dimensión de medio ambiente ayudó a identificar cuáles son (o no) las prácticas ambientales de la empresa, así como su impacto en el aire, el clima, el agua, la tierra y la biodiversidad. Esto incluye la incidencia directa de sus operaciones y, cuando corresponde, de su cadena de suministros y canales de distribución. El área de gobernanza analizó la misión de la organización, su compromiso social y ambiental, sus valores, ética y transparencia. Esta área permitió establecer la habilidad de las compañías para proteger legalmente su misión y la consideración formal de todos sus grupos de interés para la toma de decisiones a través de su estructura corporativa.
Finalmente, en el área de trabajadores se habló de la contribución de la empresa en la seguridad financiera de sus colaboradores, su salud y seguridad, su bienestar, el desarrollo del talento, compromiso y satisfacción.
De España a Venezuela: aprendizajes que cruzan el Atlántico
Otro momento importante de este encuentro estuvo a cargo de Pablo Sánchez, socio de R4S Group -la segunda Empresa B certificada en España- y director de la Fundación B Lab en ese país. Sánchez habló no solo sobre su caso de éxito empresarial, sino también de las buenas prácticas que desde 2015 han implementado a partir de su certificación como B Corp.
Entre las muchas experiencias que compartió, Sánchez habló sobre los desafíos que implica ser una Empresa B y al mismo tiempo de los beneficios que trae consigo, tanto a nivel personal como corporativo. Estos beneficios incluyen el dotar de carácter estratégico este compromiso para poder asignarle tiempo y recursos, el documentar y formalizar procesos que permitan la mejora continua, así como la credibilidad que genera el carácter certificador de un ente independiente y el sentido de pertenencia a una comunidad global que ve en el bienestar común un buen negocio.
Actualmente, existen a escala mundial casi 7.000 empresas B certificadas y más de 1.000 de ellas están en Latinoamérica. El camino aún es muy retador para Venezuela y sus 5 primeras Empresas B, pero sin duda es un compromiso que asumimos para transformar positivamente al país, no para ser las mejores empresas del mundo, sino para ser las mejores empresas para el mundo.
Nota de prensa