Control de la guerrilla colombiana e interés oculto del régimen, la causa del desalojo a sangre y fuego de mineros del Yapacana

Control de la guerrilla colombiana e interés oculto del régimen, la causa del desalojo a sangre y fuego de mineros del Yapacana

Mineros evacuados en el cerro Yapacana. Foto: Cortesía

 

Lo que la Fuerza Armada Bolivariana no va a lograr explicarle al pueblo venezolano es cómo si los militares tienen la obligación de defender el territorio y la soberanía, además de contar con las armas de la República, permitieron que no menos de 12 mil mineros, nacionales y extranjeros, se instalaran en el cerro Yapacana, al sur de Venezuela, para explotar oro, mientras contaminaban los ríos y atacaban el ambiente. Menos podrán reconocer que la guerrilla colombiana se apropió del gran negocio en la zona, que además del oro, incluye la trata de personas, prostitución, explotación y muerte. La acción más violenta fue cuando el pasado miércoles parte de los mineros, indígenas principalmente, que quedan en el Yapacana se enfrentó con los militares, en el sector Cacique, dejando como resultado a tres mineros muertos y varios heridos.

Por Sebastiana Barráez / Infobae





Aunque la excusa de la Fuerza Armada es la supuesta preservación ambiental, no es la belleza del tepuy, que se extiende entre los ríos Orinoco y Ventuari, lo que motiva el desalojo del parque nacional; lo que en realidad ocultaría el régimen venezolano es que las minas sean explotadas por grupos aliados nacionales o extranjeros, como ha sucedido con el Arco Minero del Orinoco.

“Sí, es cierto que los indígenas muchas veces son atropellados, pero otras veces las cosas no son como las hacen ver algunos defensores de DDHH indígenas, porque usan su origen para no hacerse responsable de crímenes o delitos. Así ha pasado en la carretera nacional, la trancaron como en tres oportunidades y decían que estaban atropellando a unos indígenas, pero aunque sí eran indígenas, fueron detenidos por la GNB transportando droga, entonces los irregulares les pagaban 50 mil pesos a cada uno, para que montaran la tranca a la altura de Puerto Páez”, le dice a Infobae un dirigente social de Puerto Ayacucho.

Si en algo parece coincidir mucho amazonense es que “en las minas hay un mundo de delito, narcotráfico, trata de personas, prostitución, de todo lo peor que te puedas imaginar. Nadie se beneficia. Ese supuesto desarrollo económico nunca llega ni llegará. La gente sale de allá enferma, endeudada, más empobrecida que cuando se fue, entonces ¿qué mejor calidad de vida es esa?”

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