Una coalición de activistas de derechos humanos y asociaciones judiciales presiona al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para que proponga a una mujer negra como magistrada del Supremo Tribunal Federal, la primera en la historia de la corte.
Lula debe designar a un candidato o candidata al Supremo en las próximas semanas, ante la inminente jubilación de la presidenta del tribunal, Rosa Weber, que deja su silla a inicios de octubre, pero cuando ha sido preguntado si podría ser una mujer, ha rechazado comprometerse.
Al llegar a Nueva Delhi para participar en la cumbre del G20 la semana pasada, Lula se encontró con un inesperado cartel a la salida del aeropuerto: “En 132 años Brasil nunca ha tenido una mujer negra en el Supremo Tribunal”, se leía en inglés.
En Nueva York, adonde Lula viaja este lunes para la Asamblea General de la ONU, un video proyectado en las pantallas de Times Square ha mostrado a una madre brasileña diciéndole a su hija que puede soñar con ser magistrada, a lo que ella responde: “Magistrada del STF… ¿Igual a quién, mamá?”
Los mensajes son parte de una campaña coordinada por la Coalición Negra por Derechos que ya ha recibido más de 30.000 firmas y el apoyo de la presentadora de televisión Xuxa y de la ministra de Igualdad Racial, Anielle Franco.
“Sería histórico si Lula nombrase y nosotros estamos contando con eso”, declaró la ministra recientemente.
UN TRIBUNAL SIN DIVERSIDAD
Para los activistas, es “inexplicable” la falta de diversidad en el máximo tribunal de un país cuya población es un 56 % afrodescendiente.
En más de un siglo de historia, el Supremo Tribunal ha tenido apenas tres hombres negros -ninguno desde 2014- y tres mujeres blancas -dos de las cuales están en ejercicio-. El resto, sobra decirlo, han sido hombres blancos.
La situación tampoco es mucho mejor si se baja en la jerarquía del Poder Judicial. Tan solo el 1,7 % de los jueces del país se declaran negros y otro 13 % mestizos, según un estudio del Consejo Nacional de Justicia.
Según una encuesta de la firma Datafolha, un 47 % de los brasileños dicen que Lula debería nombrar a una mujer, mientras que al 51 % le es indiferente.
La abogada Karen Custódio, una de las responsables de la campaña, asegura a EFE que hasta hace poco ella no concebía la posibilidad de tener a una magistrada negra.
“Pero en los últimos años vimos una gran movilización de mujeres por sus derechos. Eso tiene que verse reflejado en el Poder Judicial”, dice esta joven negra de 28 años.
LA POLÉMICA EN SU PRIMER NOMBRAMIENTO
El nombramiento del sustituto o sustituta de Rosa Weber, que deberá ser aprobado en una votación el Senado, será el segundo que haga Lula en su tercer mandato.
El primer magistrado que designó, el pasado julio, causó una gran polémica en Brasil, por tratarse de Cristiano Zanin, quien fue el abogado personal de Lula durante una década.
Los activistas, en cambio, le reprochan a Zanin las posiciones conservadoras que ha exhibido desde su nombramiento.
En particular, su voto contrario a la descriminalización de la marihuana, un asunto sensible, ya que al amparo de la actual ley antidrogas han crecido las condenas de cárcel, especialmente contra jóvenes negros.
La campaña afirma que no se puede “correr el riesgo de ver a otro Zanin” en la Corte y propone a dos abogadas o una fiscal con perfiles netamente progresistas y carrera como defensoras de derechos humanos.
Una magistrada negra, dice Custódio, podría contribuir al debate sobre asuntos que afectan “desproporcionadamente” a ese segmento, como las condenas por robo de comida.
“Algunas mujeres negras son encarceladas por robar comida para sus hijos, un delito que en Brasil se entiende como poco importante, por lo que podrían ser liberadas”, señala.
La campaña ha sido criticada por quienes se oponen a las cuotas y ponen el foco en los méritos de los candidatos.
“Cuando se debaten temas raciales, una parte de la sociedad brasileña siempre dice que se debería buscar al mejor, sin prestar atención al color de la piel. Eso es no entender la historia, el racismo estructural en el país”, reacciona Custódio.
EFE