Los organismos parásitos ejercen un control brutal sobre sus huéspedes, obligándolos a actuar en contra de sus propios intereses y, en última instancia, sirviendo como recipiente para la supervivencia y reproducción del parásito. En este caso, un estudio reciente de la Universidad de Copenhague expone que las hormigas que se encuentran a merced de un parásito llamado popularmente gusarapo chico o duela pequeña del hígado (Dicrocoelium dendriticum), un gusano plano con una extraña habilidad para controlar a su huésped y convertir a las hormigas en zombis, no solo están sujetas a la voluntad del parásito, sino que su estrategia es mucho más compleja.
Por: Muy interesante
Este parásito, concretamente, posee una estrategia de ciclo de vida excepcional, en la que los caracoles, las hormigas y los animales acaban siendo víctimas y actores involuntarios de sus ardides. El parásito se apodera del cerebro de las hormigas y los científicos están investigando los mecanismos precisos detrás de esta intrigante forma de control mental.
Una maravilla de la evolución
Como muchos otros organismos, los parásitos pasan por varias etapas para completar su ciclo de vida: desde huevo, pasando por larva hasta llegar a adulto. Para ello, algunos parásitos deben atravesar varios huéspedes, “En el caso de la duela hepática lanceolada, los huéspedes son caracoles, hormigas y mamíferos, normalmente ciervos”, aclara la bióloga y parasitóloga Simone N. Gasque.
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