Julio Iglesias hizo de sí mismo un gran misterio. Julio José Iglesias de la Cueva, tal su verdadero nombre, es uno de los cantantes latinos que mayor trascendencia ha tenido desde que se inició en su profesión hace más de 50 años. Nació el 23 de septiembre de 1943 en Madrid, España, y pocos saben que además de convertirse en el mayor artista romántico también es productor, exfutbolista, abogado y empresario, así lo reseñó INFOBAE.
Sin embargo, ninguno de esos títulos le cabe mejor que el de latin lover. Desde su juventud, ha desplegado su arte para seducir al público, y en especial a las mujeres de todas las edades. Como ocurre con la mayoría de los artistas que desarrollan un enorme carisma, los mitos afloran a cada paso. En el caso de Julio, la afirmación de que más de 3 mil mujeres pasaron por su vida, no está comprobada pero tampoco desmentida. Y amores tuvo – y tiene – desde que se volvió el intérprete internacional que más discos ha vendido en diferentes idiomas en todo el mundo.
Los amores de Julio Iglesias forman parte de su enigmática vida. Según dijo hace años su manager Alfredo Fraile, la frase “la mujer de mi vida” fue demasiado usada por el cantante para ser tomada en serio. Pero de las 3 mil mujeres de las que habla el mito, con algunas formó vínculos duraderos, con otras duró solo un suspiro y con muchas quedó dando vueltas un halo de incógnita que permanece hasta hoy.
A finales de los ‘60, Julio daba sus primeros pasos en su carrera profesional y con ella llegaron sus romances más tormentosos. Por esa época, había viajado a Inglaterra para aprender el idioma y de paso tocar la guitarra en diferentes pubs para probar suerte como cantante. Fue en uno de esos lugares que conoció a Gwendolyne Bollore. La joven, que pertenecía a una familia francesa muy conocida, fue la inspiración para uno de sus primeros hits, llamado con su nombre y con el que logró el cuarto puesto en el Festival de Eurovisión de 1970. Sin embargo, la pasión entre ellos duró solo unos meses, hasta que Julio conoció a Isabel Preysler en una fiesta VIP a la que había sido invitado.
Según él mismo contó, de ella le impactaron “su belleza y sus rasgos hispano-filipinos”. Isabel tenía ocho años menos que él y el flechazo fue instantáneo. A pesar de que Julio comenzó su red de seducción ella se mantuvo distante en un comienzo. “Yo no le hacía mucho caso al principio, pero era tan mono… Pendiente de mí, me adoraba”, dijo muchos años después Isabel, que 2015 está en pareja con el escritor Mario Vargas Llosa.
El noviazgo duró poco porque a los ocho meses de conocerse decidieron pasar por el Registro Civil. Isabel estaba embarazada de Chabeli, su primera hija, y la boda se celebró un día frío y lluvioso de enero de 1971. En una diminuta capilla de Toledo, se reunió una multitud de periodistas para registrar el momento más esperado de la farándula española.
Fiel a su estilo simple y austero, la novia lució un sencillo pero elegante vestido confeccionado en crepe de seda con una banda en raso que le ajustaba la cintura. Tenía un velo de tul y unos aros de perlas que destacaban su figura cuando llegó a la iglesia del brazo de su padre, Carlos Preysler y caminó por la alfombra roja hacia el altar.
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