“No he comido nada, en serio. Si quieren me devuelvo, pero regálenme un poquito de agua por favor”, así fue la reacción de un migrante venezolano que quedó atrapado en el alambre de púas que separa la frontera de México con EEUU en Eagle Pass.
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“Ya quiero que se acabe esta pesadilla”, relató el joven, quien dejó en Venezuela su hogar con su esposa e hijos.
Junto a él son muchos los migrantes, que, con sus ropas desvanecidas y húmedas, intentan cruzar el río Bravo para tener un mejor futuro.
“No tenemos los recursos para mantener la situación que estamos enfrentando ahorita, con miles de personas cruzando hacia Eagle Pass”, expresó el alcalde de la ciudad texana.
Por esta razón, tomó la medida de cerrar los puentes fronterizos, la principal fuente de ingreso de la ciudad.