Jhon estudia en la Universidad Central de Venezuela. Además, pertenece a un partido político. Son señas fundamentales para expresar su compromiso por su país. Es, además de alguien que se está formando, un luchador. Un luchador valiente. Está en las mazmorras del régimen del terror. Lo fueron a buscar, comprometiéndolo en el caso de los otros luchadores comprometidos por el país: los seis dirigentes sindicales sentenciados recientemente.
Jhon es un preso político de los trescientos que se mantienen en prisión por el inhumano régimen de Nicolás Maduro. A pesar de la investigación que lleva a cabo la Corte Penal Internacional para imponer la justicia que no ha habido en Venezuela, se continúan violando los DDHH y se siguen cometiendo atroces delitos de lesa humanidad. Como es el caso.
Jhon en su audiencia indicó a familiares y abogados que estaba siendo torturado. Con electricidad, con golpes tapados con colchonetas, para evitar que se apreciaran a simple vista. Además, en medio de las crueles torturas, le solicitaban grabar videos para inculpar indebidamente, mediante coacción, a otros ciudadanos. Prácticas que el régimen del terror ha mantenido en estos más de veinte años de su accionar.
Jhon perdió la vista de un ojo, producto de las torturas. ¿Se imaginan? Jhon tiene un riñón inflamado. Producto de las torturas. ¿Lo saben? Jhon tiene una lesión en una de sus piernas. Jhon es un estudiante de nuestra UCV.
Jhon, el valiente, habló. Sus también valientes familiares y valientes abogados hicieron saber a la opinión pública, al mundo, lo que estaba ocurriendo con el joven estudiante de la UCV, de nuestra UCV. Pero no es el único universitario preso y torturado. También está en prisión un joven profesor universitario, Javier Tarazona. También Javier, valientemente dijo la verdad. Porque los universitarios tenemos la verdad como principio de búsqueda. Dijo Javier lo que todos sabemos: que la guerrilla colombiana opera a sus anchas y protegida en Venezuela. Lo dijo cuando no lo sabíamos tan certeramente como ahora. Y señaló los lugares de sus operaciones. Dos universitarios están no en las universidades dando y recibiendo sus clases, realizando sus actividades académicas, sino sufriendo el rigor de ser universitarios bajo un régimen despótico.
¿Y qué haremos los universitarios? Callar no es salida. Seguir callando las prisiones injustas y las torturas no es lo procedente en la universidad. Clases, actividades académicas normales, no hay en ninguna universidad venezolana. Les propongo que a partir de ahora toda clase en cada universidad venezolana se inicie invocando el nombre de los presos políticos. Especialmente el nombre de Jhon Álvarez y de Javier Tarazona. Que no haya clase que se pueda dar sin que se mencione en cada aula, en cada laboratorio, en cada reunión de universitario lo que están padeciendo dos de los nuestros y todos los presos políticos y torturados. La universidad debe, en toda instancia, pronunciarse por dos valores, un profesor y un estudiante. Debe ser, además, el primer punto de la agenda de las exigencias universitarias al régimen, la libertad inmediata de dos de los nuestros injustamente presos.