Después de separarse de su esposa y con su salario embargado, Tito Ingenieri se encontró sin un lugar donde residir. Carecía de recursos financieros, pero poseía un terreno que había recibido como herencia de su padre. ¿Qué elección tomó? Algo que a muy pocas personas se les habría ocurrido. Una tarea ciertamente desafiante, una empresa innovadora.
Por: TN
En ese espacio, situado en un vecindario a solo tres cuadras del río de Quilmes, en Argentina, existía una vivienda de pequeñas dimensiones en un estado deplorable. “Estaba completamente deteriorada”, mencionó Tito durante su conversación con TN. El hombre de 40 años demolió ese pequeño taller que solía utilizar y se embarcó en la realización de su gran sueño.
Tito es padre de cuatro hijos adoptivos y luego de separarse de su esposa, con quien no llegó a un acuerdo por la mantención, le embargaron el sueldo. “Cobraba un peso por mes durante 10 años”, se lamentó.
“Como no podía comprar ladrillos usé este método”, contó y dejó al descubierto su amplia imaginación: mirando una revista vio que un francés había construido una casa con botellas. “Cuando tenés una gran necesidad lo primero que querés es contar con un lugar donde dormir y cobijarte”. No había mucho más para hablar, solo restaba empezar con el duro trabajo.
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