Un informe del Ministerio del Interior de Colombia revelado por la revista Cambio Colombia sugiere que la intimidación que soldados disfrazados de disidentes de las FARC cometieron contra una población rural del departamento colombiano de Córdoba fue un montaje realizado por militares y líderes aliados con el Clan del Golfo, la principal banda criminal del país.
La revelación la hizo este martes Cambio Colombia, que aseguró que el supuesto montaje fue hecho con la “anuencia de una ONG denominada Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos” de la que hace parte Juan Fernando Petro, hermano del presidente Gustavo Petro.
El pasado 10 de septiembre, en Bocas del Manso, en el municipio de Tierralta, un grupo de militares armados y disfrazados de disidentes de la antigua guerrilla de las FARC intimidaron y amenazaron a los habitantes de ese caserío, situación a la que no escaparon niños y mujeres.
El Ejército informó que eran 24 los militares que participaron en esta acción (un oficial, 2 suboficiales y 21 soldados) y que, cuando se conocieron los hechos, fueron trasladados a Montería (capital de Córdoba) para que las autoridades puedan investigar los hechos sin interferencia de los protagonistas.
Tras lo ocurrido, el comandante del Ejército, general Luis Ospina, anunció el retiro de 18 militares de la institución por la intimidación que soldados disfrazados de disidentes de las FARC llevaron a cabo contra una comunidad rural del departamento caribeño de Córdoba.
Objetivo de la intimidación
Según lo publicado por Cambio Colombia, la hipótesis del informe del Ministerio del Interior es que todo hace parte de una estrategia del Clan del Golfo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), para sacar al Ejército de la zona con el apoyo de algunos militares, líderes regionales y la ONG de la que hace parte el hermano del mandatario.
El documento señala que esa banda criminal, miembros del Ejército y algunos campesinos están hostigando a indígenas que habitan la región para sacarlos de allí y apropiarse de sus cultivos de coca, para “quedarse con toda la cadena del negocio del narcotráfico”.
Igualmente, otra de las hipótesis de lo ocurrido en Bocas de Manso es que los uniformados disfrazados querían “robarse el dinero que tenían en sus casas algunas familias cocaleras”.
Desde el Ministerio de Interior, tras las revelaciones de Cambio Colombia, han indicado que ellos no son “fuente” de ese informe, pero se trata de “un tema delicado y confidencial, que nos expone y nos limita a seguir trabajando con estas comunidades“, por lo que no van a hacer pronunciamientos.
No repetir la historia
El presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que lo sucedido en Córdoba “no es un caso aislado”: “No era un mensaje a los pobladores humildes de El Manso (…), el mensaje era para la sociedad para decirles este Gobierno está hundiendo a Colombia en el desorden, en el caos, hay que poner orden”.
En palabras de Petro, “el mensaje iba directo hacia un grupo social específico, los hacendados de tierras productivas que no producen en Córdoba”, a quienes les habían mandado una carta “porque no se podía dejar que organizaran el campesinado”.
Tras conocerse el suceso, una comisión de la Fiscalía y de la Procuraduría fue atacada cuando se desplazaba hasta el lugar de los hechos en un helicóptero militar.
El ataque se produjo cuando una “comisión integrada por 20 delegados de la Fiscalía y la Procuraduría y demás autoridades, que se desplazaba vía aérea hasta la vereda Bocas del Manso, en Tierralta, Córdoba, para verificar los hechos, fue hostigada con armas de largo alcance cuando se aproximaban al sector”, según explicó el Ejército ese día.
EFE
Investigan a militares colombianos que intimidaron a un pueblo disfrazados de guerrilleros (Video)