Para quienes no lo conocen, el título es un refrán español; asimilado y muy usado en el oriente de Venezuela y, aprendido por mí, desde la Isla de Margarita. No se usa decirlo entre interrogantes: “Ahora sí, torció la puerca el rabo”. Es la expresión correcta. Así dicen, orientales y margariteños, cuando pasan cosas insólitas, para las qué no hay explicaciones coherentes, adultas y por supuesto, nada inteligentes. Entonces se escucha esa expresión. Lo escribo, entre interrogantes, por cuanto, aspiro y espero que no haya necesidad de afirmarlo.
Por supuesto, me refiero al terror, miedo, espanto que sacude a los jefes del oficialismo frente a la combativa María Corina Machado. Han llegado al extremo de plantear que las “primarias” no se realizarán, que “solo” ellos las pueden organizar, (¿¡). ¿Pero, por qué dicen que no se pueden realizar, después de que está todo listo y haberse negado a ayudar? ¿Ahora, sí? Cada vez hacen más disparates y cometen más errores. Lo dicho la desesperación es mala consejera. El miedo los atenaza, sin duda, pero, tal como he dicho en diversas oportunidades, todo tiene su final. Los que no entienden eso, se quedaron al margen de la vida, de la realidad: “los sueños, sueños son;” máxime cuando el sueño, resultó una pesadilla. Creo qué no pueden hacer nada. Vociferar, amenazar y tal vez, comenzar a juntar sus corotos para hacerse a la idea: ya no tienen nada que buscar en esta “Tierra de Gracia”, que ellos desgraciaron.
Tendrían que tener un mínimo de sensatez, cierta visión política y estar dispuestos a superar el abismo en el que se sumergieron. Les costará mucho a los venezolanos volver a aceptar a gente de izquierda en el poder. Mucho tendrán que hacer adecos y masistas, sino quieren desaparecer del mapa político nacional. La experiencia resultó demoledora, el desprestigio, la vergüenza, la corrupción, la ilegalidad y la falta de legitimidad absolutas, no tienen punto de comparación en la historia de Venezuela: ni las más terribles dictaduras del siglo XX: Castro, Gómez y Pérez Jiménez se les pueden comparar. Lo ocurrido es insoportable y destruye toda la mitología de la izquierda, sin duda. Los amables seguidores y los contradictorios lectores, los jóvenes no saben qué en este país, nadie quería ser de la derecha. Era como una ofensa. ¿Quién nos iba a decir qué esto se transformaría por efecto del socialismo del siglo XXI? Ahora, lo que la gente trata es de quitarse el mote de izquierdista. De allí, a ser de “derechas”, le gusta decir a los españoles, hay poco. Esa clasificación es “obsoleta y periclitada” como diría Don Rómulo Betancourt. No tengo espacio, menos tiempo y tampoco ganas, de empezar a explicar porqué una denominación del siglo XVIII no sirve para nuestra actualidad. Basta con señalar lo anacrónica de la misma para saber que no sirve a la situación.
Nuestra candidata se ha declarado “liberal”, auto definición ajustada a lo que vivimos, sufrimos, aprendimos y algunos, hasta descubrieron. En primer lugar, queremos, volver a la democracia liberal. Implica de inmediato, la alternabilidad en el poder. A la democracia representativa, qué si no es “perfecta, si es perfectible” (Luis Herrera C. dixit) En efecto, somos liberales desde el punto de vista de las libertades. Las necesitamos más que nunca: la económica, la individual, la de expresión y comunicación, la de cultos, la de contar con seguridad: alimentaria, social, de ciudadanos libres en la Venezuela del siglo XXI. Nuestras aspiraciones están claras. Sin embargo, el punto a debatir, definitivamente, es quien de los pre candidatos está en condiciones de cumplir con los anhelos liberal democratizadores de la gran mayoría del país.
Por lo que se lee en encuestas serias, la mayoría decidió: sería María Corina Machado la elegida para este primer lapso de nueva democracia liberal-representativa. Ha despertado confianza por su coherencia vital, por la forma como se ha comportado frente a toda clase de atropellos, que van desde lo físico, a lo psicológico y a un machismo, vergonzoso a estas alturas del siglo XXI.
Observamos que existen 12 pre candidatos más. Todos recorriendo el país y sumando esfuerzos para que la unidad salga fortalecida y la esencia del venezolano vuelva a ser lo que era y así rescatar la imagen del ciudadano venezolano del desastre. Este aspecto resulta fundamental. Hay quienes pretendieron hacer creer que, los venezolanos seríamos malandros de origen. Por supuesto una verdadera falsía. Al exportar el “Tren de Aragua”, al solidarizarse con los corruptos y el narco tráfico, el régimen dio a entender al mundo que eso éramos. Como si Venezuela se distinguiera por eso. Nuestros compatriotas han luchado desde el exterior para evitar que se nos maltrate y se nos etiquete injustamente.
La batalla, ha sido fuerte para comprender de dónde surgieron las monstruosidades. Han puesto en evidencia a quienes desgobiernan al país. Ahora, como si fuera poco lo que han hecho con la República, envían delincuentes a muchas partes del mundo, en especial a los Estados Unidos, con la finalidad de sembrar el caos, la anarquía y la destrucción. ¡Qué vergüenza! Avancemos seguros en nuestra decisión por recuperar la democracia.
Votemos en las primarias.
¡Líbrenos Dios de esa maldad!