Migrantes venezolanos emprenden sus propios negocios en Nueva York

Migrantes venezolanos emprenden sus propios negocios en Nueva York

El migrante venezolano John Martínez, que llegó hace tres meses a Nueva York, sueña con tener su propio local para instalar su taller de reparación de motocicletas. Captura de pantalla del video de Ángela González

 

En una calle de Manhattan, el migrante venezolano John Martínez parquea su camioneta cargada de herramientas y se alista para reparar de manera ambulante tantas motocicletas dañadas como le sea posible cada día.

Por VOA 

Así se busca la vida Martínez, quien llegó hace tres meses a Nueva York. También ayuda a otros como él, porque la mayoría de las motos que repara pertenecen a migrantes recién llegados que se ganan la vida como repartidores de comida.

“Yo trabajaba ya en esto desde Venezuela y lo hacía también en Chile y llegué aquí a este país y trabajé primero en un restaurante, ahí trabajé un tiempo, reuní un dinero y compré la camionetita”, explicó este migrante emprendedor a la Voz de América.

Su clientela se ha ampliado en tres meses -explica- y asegura que lo buscan porque habla español.

“Compré mis herramientas y aquí estoy, claro, los primeros días no hacía nada porque las personas no sabían que trabajaba en mecánica, pero ya me conocen un poco y siempre vienen acá, cuando no estoy, algunos tienen mi número de celular y me llaman o yo también voy a domicilio”, agregó Martínez.

Michel Milano, un repartidor de comidas, es uno de los clientes de Martínez.

Blanca Lucero es una migrante de origen mexicano que gestiona su propia tintorería en Nueva York. Captura de pantalla del video de Ángela González

 

Consultado acerca de por qué viene al taller de Martínez, Milano respondió: “Por el precio y el idioma también, porque él habla español (…) para otro lado que no hablan español se la hace más difícil a uno”.

Y mientras espera por una respuesta en su proceso de asilo, John Martínez sueña con tener su propio local de mecánica. Con su taller ambulante -explica- en un solo día repara entre 5 y 10 motocicletas.

“Estaba reuniendo un dinero, quería rentar un lugar en la esquina pero está un poquito caro (…) creo para el año que viene, porque me piden el social y el social me llega en enero”, afirmó.

Tener un local y comprar más herramientas para su taller es el sueño de este migrante y mécanico ambulante: “Aquí hago todo lo que esté a mi alcance, hay cosas como soldadura que no hago porque no tengo la máquina para soldar”.

Para lograr el asilo en Estados Unidos, Martínez y muchos como él, tendrán que demostrar que tienen un “temor fundado en la persecución” por su raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o pertenencia a algún grupo social en particular.

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