La vapuleada que recibió el régimen en la ONU por las violaciones a los derechos humanos en Venezuela fue espectacular. Nada vinculante. Pero la comunidad internacional bien se termina de dar cuenta de nuestra dramática situación al soportar las embestidas de estos terroristas en el poder.
Nada menos, se acerca el 30 de octubre. Los países del mundo comenzarán en esa fecha, por varios días, la reunión mundial de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ésta género hace dos años un mandato, al perder por mayoría el régimen, en una histórica votación; se trataba de que la Comisión de Encuestas atendiera las quejas relativas a sueldos y salarios y condiciones laborales, a libertad sindical y de asociación y a las expropiaciones de terrenos de productores en Venezuela. Todo esto basado en convenios laborales firmados por nuestro país. Por dos años se ha venido reuniendo el llamado Foro de Diálogo Social, que es tripartito: gobierno, empleadores y empleados u obreros, supervisado y coordinado por los técnicos de la OIT. Hasta que el diálogo pautado para este mes, en el que se tenía que llegar a algunas concreciones, sin más dilación, fue sorprendentemente suspendido. Esto sin explicación oficial conocida aún.
Más de veinte años hacia que en Venezuela no se llegaba a dar un diálogo tripartito. Por lo que se entiende, las reuniones no han sido fáciles. El régimen ha tenido que llevar cuentas y buscar demostrar las im-posibilidades de dar bienestar social, laboral, a sus ciudadanos. Ha tenido que bregar para defender su postura ante las persecuciones y prisiones de dirigentes sindicales; ha tenido que justificar las expropiaciones de tierras a más de veinte productores a los que también ha perseguido y acosado. Con leves avances en los que entregó dos de las tierras expropiadas, liberó a un dirigente sindical muy conocido, nada se ha avanzado en el tema laboral; siguen presos al menos seis dirigentes sindicales que fueron, además, condenados a 16 años de prisión. No ha habido ajuste del salario mínimo y las condiciones laborales todas han sido llevadas a su peor expresión, como bien puede constatarse con las protestas callejeras diarias y huelgas de hambre en este mismo momento.
Ahora bien, como a cada instante digo y reconozco, esa presión en la OIT la llevó Fedecámaras y nuestras centrales de trabajadores. La directiva de Fedecámaras ahora es otra, que intenta jugar de nalguitas agarradas con el régimen, que habla de suspensión de sanciones a cada paso; su nuevo presidente iba a girar por el mundo para solicitar esto. Pero no se le ha visto señalar un ápice de la corrupción que también destaca en el accionar del régimen venezolano, por poner un mísero ejemplo.
Así como hace ya más de dos años el régimen salió con las tablas en la cabeza en Ginebra, esperemos que la dirigencia de Fedecámaras que ha estado tan callada después de la suspensión del Foro de Diálogo Social, se muestre contundente en los reclamos económicos y de los derechos sobre las tierras de sus afiliados. Y que las centrales sindicales demuestren con vehemencia, en la reunión mundial de Ginebra, la espantosa situación laboral a la que nos tiene sometidos el régimen del terror en Venezuela. Prácticamente un genocidio sostenido desde el poder contra los ciudadanos, especialmente trabajadores. Nos bajaron los sueldos, desconocieron las convenciones colectivas que ellos mismos, indiscutidamente impusieron, nos han hechos retroceder centurias en los avances de los derechos laborales y la protección social. Están dadas las condiciones todas para que, este 30 de octubre, la paliza internacional que reciba el régimen sea descomunal en materia de derechos laborales y acuerdos internacionales que han sido violentados sistemáticamente contra los trabajadores por el régimen del terror.
Esperamos que Fedecámaras y las centrales sindicales hagan su mejor trabajo sin claudicar. Resulta también obligante para la OIT dar respuesta a las demandas ordenadas por los países del mundo. Los derechos laborales, no me canso de repetirlo, son también derechos humanos. No hay escudo que pueda sacar el régimen para contener lo que se le viene encima, después de suspender el Foro de Diálogo Social. ¿Cómo lo va a justificar ante el mundo? El 30 de este mes todos los ojos del orbe estarán también sobre la situación laboral venezolana. No la tiene fácil quien ocupa malamente el ministerio del trabajo. Faltan muy pocos días.