No tuvo empacho Maduro tan pronto se conoció la masacre más sangrienta perpetrada en el siglo XXI, en quitarse la careta y proclamar en una declaración oficial que estaba con la “causa palestina” y aplaudía la horrible matanza llevada a cabo por Hamás que cegó la vida de por los menos 1500 israelitas en su mayoría mujeres, niños y ancianos.
Alevosía que ya casi no extraña en unos tiempos en que crímenes, atentados masivos y atrocidades son el pan de cada día pero ¿qué lleva a un dictador latinoamericano por muy elevados que estén sus niveles de desquiciamiento y psicopatía a hacerse cómplice de un hecho perturbador que ya ha sido comparado con el “Holocausto”, qué de entramado en política y asociación con actos terroristas pueden existir entre este señor Maduro de origen ignoto, pero con cédula de entidad venezolana, a tomar partido a favor de una organización que superó a la desaparecida “Al Qaeda” y se despliega con más capacidad para el terror que la que exhibieron los “soldados” de Osama Bin Laden?
No hay dudas que las preguntas se presentarían como un “cangrejo” hasta para expertos en sacudir las redes como Joseph Humire, Omar Bula Escobar o Juval Noal Hariri, pero si hubiera más interés en nuestro tiempo por la “realidad real” y no por la “virtual” nos enteraríamos que “Hamás” tiene más de 15 años operando en y desde Venezuela, que trabaja para los cuerpos represivos una vez de Chávez y ahora de Maduro y que los habitantes de la “Goajira” (la linea fronteriza colombo-venezolana en el noroeste de los dos países) se han acostumbrado a convivir con ellos, denunciando que actúan como propagadores del Islam y dando entrenamiento a reclutas cuyo futuro inmediato los destina a las guerrillas o al terrorismo.
De Margarita, mi tierra natal, también llegan noticias de estos “navegaos” cuyas mujeres no se dejan ver el rostro, que copan en más de un 50 por ciento el comercio al detal local y otro tanto del transporte con la Tierra Firme y, a diferencia que los numerosos libaneses que arriban y se establecen en la isla desde el siglo antepasado, tienen muy pocas relaciones con los margariteños “de nación”.
Una historia más espeluznante y actualizada con el terror que hoy resquebraja al país, es la que cuentan los nacionales que habitan en el sur, en el Estado Bolívar, una región que asombra por sus bellezas naturales, la riqueza que hasta hace poco se desparramó en empresas para la exportación de productos minerales (hierro, aluminio), minería de oro y diamantes y una paisajista que cuenta con la Gran Sabana, el Parque Nacional Canaima y el Salto Ángel.
Julio Verne (el creador de un género hoy olvidado: la divulgación científica dibujándola como literatura) y Arthur Conan Doyle (el creado de Sherlock Holmes) describieron con su magia encendida hace siglo y medio esta tierra y noveló el primero, “El Soberbio Orinoco” y el segundo, “Mundo Perdido” y, de verdad, creo que no alcanzaron a ficcionar tantas maravillas.
Hoy, sorpresivamente, vedadas a la mayoría de venezolanos, los cuales, si no son militares, o miembros de los cuerpos de seguridad e inteligencia, o militantes del partido oficial, pues no acceden a este paraíso, solo reservado para guerrilleros del ELN y los disidentes de las FARC, y, sobre todo, para grupos terroristas llegados de más lejos, del Medio Oriente, como Hezbolá y Hamás, asociados para asegurarse un férreo dominio sobre la región.
Para ellos creó Maduro el llamado “Arco Minero del Orinoco” (AMO), extensión de 111.843.70 Km2 de donde se extrae oro, “coltrán”, tierras raras y dicen que hasta uranio.
Es una tierra de donde a menudo llegan noticias, como pueden ser los encuentros entre los cuerpos de represión de Maduro (Ejército, GNB, FAES) y sus aliados (ELN, FARC, Hezbolá y Hamás) contra los indios Pemones, etnia responsable por la Ley que creó el parque para su custodia, protección y explotación minera .
Es una guerra en el Sur de Venezuela, donde la presencia de las organizaciones de terroristas islámicos ha sido denunciada, graficada y documentada y en su doble papel de defensores de la dictadura Maduro, así como la procura de recursos para el siempre deficitario presupuesto de la “revolución” y el de las propias organizaciones del mal.
Todo ello explicaría que el Maduro que el martes pasado se presentó como un defensor de la mounstrosa masacre que el sábado pasado le cegó la vida a 1500 israelitas, también hizo alarde de las tesis rídiculas que neoteólogos del “Islam” y el “Cristianismo islamizado” difunden, como la afirmación de que Jesús “era palestino”, y que fue el primer socialista y antiimperialista yanqui.
Claro que al llegar a este punto sus babiecadas tocaron un extremo que pareciera lo obligaron a no ocuparse más del tema, como esa que también sostuvo de que “quien crucificó a Jesús fue el imperio español”.
Pero no pensemos que el dictador venezolano hablaba por hablar y sin otro propósito que parecer “más papista que el Papa”, sino sacando pecho para que los árabes e iraníes tomen note de quien es su verdadero aliado en la América Latina y a quien hay que salir a defender si una coalición de países democráticos deciden ponerle fin al horror venezolano, o los EEUU llevan a cabo una invasión o los propios hijos de Bolívar se alzan en una explosión social y reconsquistan la libertad y la democracia.
Pero hay también intereses económicos, de arrime por el granjeó de dólares y criptomonedas ante estos socios que si tienen industrias petroleras produciendo crudo para países capitalistas como Alemania, Francia, Italia y EEUU y, pueden pagar servicios como el que se paga a los médicos cubanos, a estos revolucionarios venezolanos que ya lo que pueden es ofrecerse como mercenarios, espías o matones.
Ya hay millones de venezolanos rodando por el mundo en calidad de refugiados o emigrantes, pero también como militantes del madurismo enviados a subvertir el mundo, promover la revolución o convertir a Los Ángeles, Nueva York, Pensilvania, París, Roma, Berlín en ciudades asoladas por los saqueos, los robos, los incendios y prestas a ser tomadas por los invasores bárbaros.
Como el sábado pasado quiso ser convertida Jerusalén y todos los centros de poder democráticos que se niegan a ser tomadas por estos nuevos Atila.