A un año de la devastadora tragedia que sacudió a la comunidad de El Castaño, en Maracay, el recuerdo de aquel fatídico día sigue atormentando a los sobrevivientes. Las aguas desbordadas de la quebrada Palmarito, que salieron de su cauce tras días de intensas precipitaciones, se llevaron todo a su paso, dejando un rastro de destrucción en su camino. Cuatro vidas se perdieron, y más de cien personas fueron rescatadas de sus viviendas. Sin embargo, las secuelas de aquel evento continúan resonando en la comunidad, que aún lucha por recuperarse.
Por Adalberto Pérez / Corresponsalía lapatilla.com
Este fatal episodio dejó un balance desgarrador, afectando a un total de 220 viviendas en la zona. Entre ellas, se contabilizaron 18 viviendas en Palmarito con daños graves, mientras que otras 12 presentaron daños menores. Además, se registraron 38 viviendas con pérdida total en distintos sectores, además de 14 casas en el sector Ojo de Agua, 34 en Corozal, 12 con daños leves en Palmarito y 17 viviendas que, a pesar de no haber sufrido daños directos, se encuentran en el margen del río, lo que representa una constante preocupación para los residentes.
La magnitud de la tragedia sigue siendo evidente en el desolador paisaje de El Castaño, donde la tarde de ese lunes 17 de octubre, el deslave arrasó con el 70 % del tendido eléctrico, destruyó el sistema de tuberías de aguas blancas en su totalidad y arrasó con las calles y avenidas de esta zona.
Promesas incumplidas
Un año más tarde, las cicatrices de la naturaleza siguen siendo visibles. Las autoridades municipales y regionales prometieron ayuda y recuperación para los afectados y hasta el momento los residentes de El Castaño y Palmarito sienten que estas promesas no se han cumplido. La comunidad se siente abandonada por el Gobierno, y la ayuda se ha mostrado insuficiente para paliar el dolor y las pérdidas.
Vecinos que prefieren mantener el anonimato, cuentan que tras un año de la tragedia, el alcalde Rafael Morales finalmente “se dignó” a asfaltar la calle principal de Palmarito. Sin embargo, consideran que esta acción llega tarde y es insuficiente para remediar el sufrimiento que han enfrentado. “Cuando se fueron las autoridades nacionales, quedamos huérfanos. Se nota la diferencia”, afirma uno de los residentes afectados.
El descontento se ha apoderado de la comunidad, que reclama una atención más oportuna y una ayuda adecuada para reconstruir sus vidas y sus hogares. A medida que las cicatrices de la tragedia persisten, los habitantes de El Castaño y Palmarito siguen luchando por recuperarse y encontrar la justicia y el apoyo que tanto necesitan.
La otra cara de la Maracay Premium
En declaraciones recientes, la máxima autoridad de la Ciudad Jardín anunció que implementarán un plan especial de reordenamiento, el cual incluirá la evaluación y consideración de pérdidas de algunos inmuebles.
Asimismo, señaló que de acuerdo con el mapa de riesgo que fue elaborado, tras la tragedia, por especialistas en la materia, se ha determinado que ciertas casas son “inviables” en términos de seguridad y habitabilidad.
“Hay algunos propietarios que nos han pedido algunos materiales para reconstruir sus viviendas, pero nosotros responsablemente hemos frenado eso hasta que el plan especial esté listo y así saber si es correcto o no reconstruir una vivienda donde estaba, tomando en cuenta la canalización y los trabajos estructurales que se están realizando, porque nuestra intención es proteger a las familias de El Castaño”, mencionó el alcalde.
Sin embargo, durante un recorrido realizado por el equipo de lapatilla.com en la zona, se pudo constatar que muchas casas que fueron afectadas, están siendo reconstruidas, mientras que viviendas vecinas fueron abandonadas desde entonces por los propietarios, manteniendo incluso el lodo en parte de la fachada.
Maquinarias de construcción, así como vehículos de flete de carácter privado, suben y bajan por las calles de Palmarito para descargar en algunos terrenos los insumos necesarios para que las constructoras levanten lo que el río dejó en ruinas.
“Hay personas por aquí que le entregaron la casa a una constructora para que se la reconstruyeran. Aunque desconozco si en esas casas se hicieron estudios de riesgo o se están tomando medidas para evitar futuras tragedias, sabemos que esa no es la realidad de todos los afectados y solo es una opción que unos cuantos pueden darse el lujo de costear”, dijo un vecino de la zona.
Trabajos a “paso de tortuga”
De acuerdo a las declaraciones del alcalde Morales, en el transcurso del venidero año 2024, los habitantes podrán observar la presencia de maquinaria pesada, con la finalidad mitigar la violencia de las aguas y estabilizar al 100 % todos los sectores, partiendo desde el epicentro que es El Castaño, para luego trabajar en las complicaciones que hay “aguas abajo”.
Ante estas palabras, diversos vecinos consultados y que prefirieron no revelar su nombre, aseguraron que “es mucho” lo que se hace en un año. “Si se hubieran mantenido los trabajos desde que ocurrió el desastre hasta el día de hoy, ya estaría todo listo; o en su defecto, sería poco lo que faltaría por hacer”, comentó un señor de la zona.
Asimismo, una vecina mencionó que si los trabajos siguen “a paso de tortuga” no solo hará falta el 2024 para recuperar lo dañado. “A una semana de cumplirse un año de la tragedia fue que reactivaron los trabajos de asfaltado, por ejemplo. Si en lo que pase esto, se vuelven a olvidar, no solo necesitarán el 2024 para terminar los trabajos”.
Un año después de la tragedia de El Castaño, la comunidad sigue luchando por reconstruir sus vidas. Las secuelas de aquel fatídico día siguen siendo un recordatorio del impacto devastador de las condiciones climáticas extremas y la importancia de la prevención y la planificación urbanística. La promesa de apoyo y recuperación por parte de las autoridades es un recordatorio constante de la necesidad de que estas palabras se traduzcan en acciones concretas para proteger a las comunidades en momentos de crisis.