La tierra debajo de la ciudad de Nueva York se está hundiendo en parte debido a la enorme masa de todos sus edificios, y no es la única ciudad costera que se enfrenta a este destino. A medida que los niveles del mar aumentan y se encuentran con estas junglas de concreto, ¿hay posibilidades de salvarlas?
Por El Tiempo
El 27 de septiembre de 1889, los trabajadores dieron los últimos toques al edificio Tower. Era una construcción de 11 pisos que, gracias a su estructura de esqueleto de acero, se considera el primer rascacielos de la ciudad de Nueva York.
El edificio Tower ya no existe, su lugar privilegiado en Broadway fue ocupado en 1914, pero su construcción marcó el comienzo de una fiebre inmobiliaria que sigue sin cesar.
A lo largo y ancho de los 777 km² que conforman la ciudad de Nueva York se encuentran aproximadamente 762 millones de toneladas de concreto, vidrio y acero, según estimaciones de investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Si bien esta cifra involucra algunas generalizaciones sobre los materiales de construcción, esa prodigiosa carga no incluye los accesorios, los muebles ni el equipamiento de esos millones de edificios. Tampoco incluye la infraestructura de transporte que los conecta, ni a los 8,5 millones de personas que los habitan.
Todo ese peso está teniendo un efecto extraordinario en el terreno sobre el que se construye.
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