El cambio de horario se produce dos veces al año en países como Estados Unidos. Allí, el de invierno (boreal) siempre finaliza el segundo fin de semana de marzo, mientras que el de verano, el primer domingo de noviembre. Es decir, el que viene, el 5. La transición temporal ha generado opiniones encontradas desde hace tiempo y, según los expertos, alteraciones en el estado de ánimo y mal humor. De acuerdo con investigaciones publicadas por Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, hay varias consecuencias que vivieron algunas personas por el horario de verano.
Por La Nación
“La evidencia científica apunta a un aumento agudo de las consecuencias adversas para la salud derivadas del cambio de hora, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares“, comentó el especialista en sueño Adam Spira, profesor de Salud Mental, en la fuente citada. Asimismo, refiere que el horario de verano se asocia con un mayor riesgo de alteraciones del estado de ánimo e ingresos hospitalarios.
Adelantar los relojes para aprovechar mejor la luz del día se adoptó como parte de un intento global de conservar energía. Esto es lo que mantiene al horario de verano en la práctica, pero esa teoría podría ser refutable. Una investigación de 2017 publicada en la Revista de la Asociación Internacional de Economía de la Energía, indica: “A medida que la sociedad ha ido evolucionando, la iluminación representa un menor consumo total de energía. Más bien, ampliar el uso de las horas de luz alienta a las personas a utilizar más aire acondicionado y calefacción”.
El especialista en salud mental Spira también asegura que el estado de ánimo y el ciclo de sueño tienen perturbaciones con el cambio de hora de marzo y, desde su perspectiva, es mejor tener el tiempo estándar. A su vez, defiende que la luz del Sol es el sincronizador más poderoso de nuestros ritmos circadianos. Aunque ve ventajoso tener más tiempo para las actividades al aire libre en el verano, no todo es positivo: “La exposición a más luz cerca de la hora de acostarse hace que sea más difícil conciliar el sueño a la hora habitual y puede reducir la cantidad de sueño que podemos dormir cada noche”.
Perderse luz por la mañana también es malo porque la exposición a la luz por la mañana tiene un efecto de alerta en el cuerpo: “Funcionamos mejor cuando nuestro ciclo de sueño-vigilia sigue al sol. Nos da sueño, debido en parte a la liberación de melatonina, cuando oscurece. En primavera, cuando cambiamos al horario de verano, aumentamos la cantidad de luz a la que estamos expuestos en las horas de la tarde”.
Por lo tanto, adelantar los relojes en primavera da como resultado que las personas se vayan a dormir y se despierten antes de que los relojes internos estén listos. La desalineación dura mientras esté vigente el horario de verano, por lo que reduce la cantidad de descanso de las personas y socava la salud. Este domingo, esa desalineación llegaría a su fin.
Lea más en La Nación