Después de un arduo y meticuloso trabajo de un equipo de expertos, una ballena jorobada recibió la ayuda que necesitaba al estar enredada y en peligro de muerte en Alaska. Un grupo de personas alertó al Servicio de Parques Nacionales al ver al enorme animal mientras emitía sonidos extraños y se movía con dificultad.
Por La Nación
Los especialistas que recibieron la llamada de alerta fueron a investigar de qué se trataba el problema y vieron a la ballena jorobada nadando en círculos, en la dirección de las agujas del reloj y de manera consistente. Cuando los investigadores lograron encontrar la causa, se dieron cuenta de que el cetáceo estaba atorado en unas trampas para cangrejos, de acuerdo con un informe de NOAA Fisheries a principios de este mes.
“El equipo de respuesta a enredos del parque Nacional Glacier Bay fue fundamental en este esfuerzo. Proporcionaron el barco y al personal para evaluar con éxito la condición de la ballena y luego desplegaron un equipo para desenredarla”, comentó Sadie Wright, coordinadora de respuesta a enredos de ballenas, en Alaska, a través de un comunicado de prensa: “Agradecemos a los residentes de Gustavus (ciudad de Alaska) que informaron sobre la ballena en peligro, a la Alaska Whale Foundation, al voluntario Sean Neilson y a los equipos de apoyo dentro de NOAA por su experiencia y ayuda en el esfuerzo, así como al propietario del equipo de pesca que brindó información”.
Los investigadores expertos explicaron que la ballena intentaba nadar arrastrando dos boyas pesadas, lo que ponía en riesgo su vida. “Hablamos con el propietario, quien fue de gran ayuda al brindarnos detalles que nos permitieron comprender mejor el tipo y la configuración del equipo que enredó a la ballena”, señaló Sadie Wright, y agregó: “El equipo incluía una cuerda de gran calibre y boyas unidas a una trampa de 136 kilogramos para cangrejos”.
Para la liberación se requirió el despliegue de varios drones, además de otras herramientas especializadas para cortar la cuerda y las boyas, se explicó en el informe de Noaa Fisheries. El grupo de rescatistas trabajó durante varias horas, hasta la penumbra: “Cerca del final del día, el enfoque estratégico dio sus frutos: la ballena se volvió más móvil con cada corte de la cuerda hasta que finalmente el engranaje se aflojó”. También detallaron que la ballena tenía en la boca parte del lazo que además se enrollaba alrededor de su cola.
Al final de la misión de rescate, la ballena se alejó con un nado aparentemente normal y dejó atrás las boyas y la mayor parte de la cuerda flotando sobre el mar: “Si bien se recogieron todas las partes flotantes de la cuerda, el bote (de pesca) aún no se ha recuperado. Probablemente, esté en el fondo marino donde la ballena fue vista por última vez”.
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