El neologismo ingles en el título de esta nota viene de la expresión “man explaining” que significa: “hombre explicando”. El movimiento feminista lo ha usado para señalar la conducta de un hombre que da explicaciones obvias y con aire condescendiente a una mujer, por el solo hecho de ser mujer.
Razones no le faltaban, recuerdo en la televisión en blanco y negro a un locutor explicando el funcionamiento de un electrodoméstico que para encenderlo solo había que usar el botón de “on/off”, diciendo que “hasta un ama de casa, podía utilizarlo”
Hoy en día en Venezuela y, sobre todo luego de las primarias, se ha hecho común y se han viralizado algunos posts, dando indicaciones a María Corina Machado sobre como debe abordar el tema de su candidatura; el de su campaña; el de la “inhabilitación”, e incluso hasta su forma de vestir y el backing de los sitios donde da sus ruedas de prensa.
Muchos de ellos, hay que decirlo, (probablemente la mayoría), lo hacen de buena fe, entusiasmados e ilusionados como estamos gran parte de los venezolanos, porque hemos recobrado un camino esperanzador y una ruta electoral y pacifica para producir un cambio.
También hay otros (de todo hay en la Viña del Señor) que piensan que a María Corina Machado hay que darle consejos porque seguramente no sabe lo que está haciendo y porque siempre es necesario (sobre todo a una mujer) indicarle lo obvio y enseñarle como se pulsa el botón para encender la licuadora.
Finalmente están aquellos que no han podido evitar el desenlace de las primarias y ahora construyen una narrativa condescendiente en modo “mansplaning”, que tiene como objetivo “aceptar” lo que es evidente, pero argumentando que como María Corina no se va a inscribir entonces hay que buscar un sustituto. Mientras tanto, la aconsejan de manera fraternal que cuide su capital político y se prepare para jugar la bonita, que no es la de 2024, sino la próxima. Estos son del género vertebrado, especie cazagüiri.
Sobre estos últimos no vale la pena insistir. ¡Que Dios los perdone!
Esta nota, va mas bien dirigida a miles de venezolanos que de buena fe piensan que hay tareas pendientes, retos necesarios y desafíos que MC tendrá que superar, convocando mayores y más amplias voluntades que las que le han llevado a su victoria en las primarias.
Probablemente, lo primero que hay que señalar en este sentido y para desvanecer cualquier recelo, es que evocar la manera como MCM ha visto reaccionando sobre cada acontecimiento, incluso frente a aquellos que fueron urdidos expresamente, para sacarla del juego: No cayó nunca en ninguna de las provocaciones. No le dio un palo a la lampara, se mantuvo firme y serena hasta llegar el 22 de octubre.
Sobre su capacidad de convocar voluntades distintas a la suya, habría bastado solo con haberla acompañado por pocas cuadras en sus recorridos por pueblos y ciudades; haber escuchado como gente, de los más variados orígenes, se sentían convocadas por su liderazgo. Si MC no hubiese tenido la habilidad para conservar ese sentimiento, no habría logrado el resultado del 22 de octubre. Nadie saca un 92% de los votos en una contienda, sin haber logrado entusiasmar a quienes no piensan como ella en todos los asuntos.
Pero también hay que señalar que Machado recibió el apoyo personal y de organizaciones que están en las antípodas de su pensamiento. Lideres que no hace mucho fueron relevantes en el chavismo, fueron atendidos con cortesía y escuchados con atención. A ninguno le tiro la puerta en la cara. Unos de bajo perfil y otros con mayor impacto, se incorporaron al esfuerzo que culmino con su sorprendente resultado.
Hoy, incluso después de su rotunda victoria, convoca formalmente un Gran Acuerdo Nacional, lo cual es muestra de una voluntad unificadora sin atenuantes. Ella misma, ha recibido con satisfacción la reacción positiva de la mayoría de organizaciones y candidatos que participaron en las primarias, en una muestra que valora los gestos políticos de sus adversarios.
Ahora bien, el 22 de octubre también fue un acto de confirmación de un liderazgo que deberá ejercer. De alguna manera, fue el cierre de un ciclo y el comienzo de otro. Es verdad de un nuevo ciclo de esperanzas de los venezolanos, solo que éste, en medio de unas condiciones que lo hacen particularmente significativo y que abre igualmente un mundo de interrogantes. Fue también, un acto de rebeldía civil constructiva, su candidatura es una herramienta de un proceso profundo de cambio.
Paradójicamente (para algunos) MCM se ha convertido en el hilo que une a los ciudadanos con una salida electoral.
Nuestro deber, en este momento, es acompañarle en este esfuerzo y ordenar las fuerzas para que el 2024 haya unas elecciones libres que nos devuelvan la democracia y la libertad.