Entre los temas que más le satisfacía a tío Juancho estaba el proceso de profesionalización de la Cancillería, carrera que se comenzó a verificar desde los primeros años de la democracia renaciente en 1958. La formación del recurso humano en los mejores centros de enseñanza del mundo, fue un propósito que se empeñaron en adelantar los gobiernos de la era democrática. Así se fueron tallando verdaderos especialistas en el tema diplomático. Dicho de otra manera, los funcionarios pasaban por escuelas donde se iban formando para estar a la altura de las responsabilidades asignadas en consulados y embajadas.
Eso no significa que antes de esa etapa no ocuparan esos pedestales, venezolanos sobresalientes, como lo fueron, sin lugar a dudas, Juan German Roscio, Francisco Aranda, José Luis Ramos, Diego Bautista Urbaneja, Santos Michelena, Vicente Lecuna, Antonio Guzmán Blanco, Guillermo Tell, Juan Pablo Rojas Paúl, Eduardo Calcaño, Francisco Gonzalez Guinán, Raimundo Andueza Palacio, Eduardo Blanco, Fermín Toro, Carlos Soublette, Pedro Gual, Carlos Morales, Andrés Eloy Blanco, Oscar García Velutini, Ignacio Luis Arcaya, Marcos Falcón Briceño, Ignacio Iribarren Borges, Isidro Morales Paul, Caracciolo Parra León y Enrique tejera Paris, Efraín Schacht Aristeguieta, José Alberto Zambrano Velazco, Miguel Ángel Burelli, Simón Alberto Consalvi, Aristides Calvani, Fernando Ochoa, Ramon Escovar S., Humberto Calderón Berti, Reynaldo Figueredo, Armando Duran.
Entre esos excancilleres citados están los que hicieron posible el Acuerdo de Ginebra firmado en el año 1966 con la finalidad de resolver la controversia entre nuestro país y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre Venezuela y Guyana. La zona en reclamación está en la memoria de todos los venezolanos que sabíamos con precisión que aquellas rayas estampadas en el mapa delimitaban el territorio usurpado y que nunca renunciaremos a recuperar. Todos sabemos que el Esequibo es nuestro, uno de los pocos que pareciera que no lo comprendía, fue Hugo Chávez, cuando manipulado por Fidel Castro permitió sumisamente que los gobernantes de Guyana realizaran intervenciones en esos espacios en reclamación.
Es muy lamentable que esa política, orientada a convertir nuestro servicio diplomático en una cantera de destacados y calificados diplomáticos, se haya revertido al extremo de abandonar la política Diplomática de Estado, para darle cabida a operadores políticos sin la capacitación adecuada ni la menor idea de cuáles eran sus verdaderas responsabilidades. Devolverle la majestad al servicio exterior será también una de las misiones a cumplir en un gobierno presidido por María Corina Machado.