La vida romántica de las nuevas generaciones ha quedado relegada, en mayor medida, a un like virtual a través de las aplicaciones o a un mensaje contencioso a través de las redes sociales. Los intereses comunes se convierten en una parte imprescindible de la conquista. ‘Que le guste la escalada’, ‘que su bebida favorita sea la cerveza’, ‘que sea capaz de ver todas las películas de El Padrino sin caer en la tentación de considerarla una película de tendencia masculina y heterosexual’… Tinder, Bumble y compañía son el nuevo decálogo amoroso, uno de los últimos resquicios de esperanza para creer en la conexión y en el destino pixelado.
Por Infobae
La música juega una parte importante en las características que definen al amplio catálogo de personas que copan las aplicaciones para ligar. No en vano, la melomanía está entre los tres intereses predilectos de los corazones solitarios de la app. Con motivo de la celebración de los Latin Grammy en Sevilla, la noche más importante de la música latina que aterriza, por primera vez, en España, Tinder ha armado un listado de los artistas que más match consiguen en la aplicación. No, no hablamos del propio Bad Bunny o Karol G buscando una aventura en la deep web romántica, sino de los usuarios que, en sus biografías, hablan de quiénes son sus intérpretes favoritos.
El nombre más usado, y con mayor porcentaje de éxito, es el de Bad Bunny. El puertorriqueño es la celestina y casamentera por antonomasia de Tinder. Los seguidores del artista son como Dios, se crían y se juntan entre ellos. Cada mención de una de sus canciones se convierte en un éxito asegurado. Le sigue de cerca Shakira, una de las artistas con mayor número de nominaciones de la noche. La colombiana opta a siete gramófonos dorados después de una vorágine de año en la que se ha mostrado a corazón abierto en sus composiciones.
No sabemos si la artista de Barranquilla empleó la app para reconducir su currículum amoroso, pero sus canciones clara-mente son un nexo de unión entre los corazones rotos de Tinder que buscar pasar página de las historias que quebraron su autoestima y su ímpetu por las relaciones.
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