Migrante cruzó la frontera y encontró a un niño asustado vagando solo en el desierto de Arizona

Migrante cruzó la frontera y encontró a un niño asustado vagando solo en el desierto de Arizona

La valla fronteriza entre Estados Unidos y México cruza el remoto y escarpado desierto cerca de Nogales, Arizona, a solo unos kilómetros de la desolada carretera donde Manuel Córdova y Chris Buchleitner se encontraron el Día de Acción de Gracias hace 16 años. (Crédito: Charles Ommanney/Getty Images)

 

En lo profundo del desierto de Arizona, mientras la luz del día se desvanecía en las montañas desérticas, un niño estaba parado en un camino estrecho, sosteniendo un espejo roto.

Por CNN 





Era el Día de Acción de Gracias de 2007. Chris Buchleitner tenía 9 años. El espejo se había desprendido del costado de la camioneta de su madre unos minutos antes, cuando ella se salió de la carretera y cayeron por una colina empinada. Ahora, su madre yacía atrapada en la camioneta destrozada, abajo en el cañón. Chris salió de la camioneta y subió para buscar ayuda.

Estaban a pocos kilómetros de la frontera con México. Chris había visto recientemente un helicóptero de la Patrulla Fronteriza y esperaba utilizar el espejo como dispositivo de señalización. Pero el helicóptero no estaba a la vista. La señal del móvil de su madre estaba fuera de alcance. Chris se sentía solo, asustado y se estaba quedando sin ideas. Y entonces, en la creciente oscuridad, vio que se acercaba un extraño.

El hombre había venido de México. Había cruzado la frontera ilegalmente, planeando comenzar una nueva vida. Lo habían separado de sus compañeros mientras esquivaban a las autoridades y a los criminales que se aprovechan de los migrantes en el desierto. Pero todavía era libre, y si tenía algunas oportunidades más podría llegar a Tucson o Phoenix y encontrar el tipo de trabajo que necesitaba para mantener a su familia en casa.

Ahora, este hombre tenía que tomar una decisión.

Podría seguir adelante, a salvo por ahora de la Patrulla Fronteriza, y dejar al niño solo.

O podría quedarse, ayudar al niño y correr el riesgo de ser atrapado por las mismas personas a las que había estado evadiendo durante los últimos tres días.

La decisión de Manuel Córdova tendría profundas consecuencias para ambos. Más tarde, cuando la historia salió a la luz, sería invocada en el muy intenso debate nacional sobre los costos y beneficios de la inmigración ilegal. Esa conversación se intensificaría en los años siguientes.

Pero cuando cayó la noche en la ruta 39 del Forest Service, los argumentos políticos no importaron. Solo había un niño que necesitaba protección, una mujer que necesitaba ser rescatada y un hombre que parecía ser su única esperanza.

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