El Tapón del Darién, una peligrosa frontera natural entre el occidente de Colombia y el sur de Panamá, se ha convertido en una ruta alarmantemente transitada por los migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos, y las redes criminales se aprovechan de la desesperación, prestas a lucrarse en cada etapa de la ardua travesía.
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yPara octubre de 2022, más de 200.000 personas habían cruzado ilegalmente el Tapón del Darién en el año, un récord histórico que reafirma este paso como una de las rutas migratorias más transitadas del mundo. Por largo tiempo ruta predilecta de narcotraficantes colombianos, este tramo de terreno montañoso y selva densa es testigo de largas hileras de migrantes que se aventuran en la selva, la cual se ha tragado a muchos de ellos.
Aunque la selva ha visto pasar a migrantes de todo el mundo, los venezolanos son el grupo más numeroso, habiendo cruzado este año alrededor de 134.000. Docenas de ellos han muerto en el camino.
Pero para muchos, la travesía no tendrá buen término. Las autoridades estadounidenses han respondido con el endurecimiento de las políticas de inmigración para los venezolanos, lo que hace su destino mucho más inalcanzable.
A continuación, InSight Crime desglosa las tácticas de los criminales para aprovecharse de aquellos a quienes la desesperación ha empujado a enfrentar la muerte y las privaciones en el Tapón del Darién.
Duro, costoso y peligroso
Adultos y niños pequeños cubiertos de barro, ropa desechada y cuerpos inermes son cuadros comunes en el paso del Darién. Pero antes de embarcarse en la travesía, los migrantes deben llegar a Colombia.
El paso inicial hacia Colombia es facilitado muchas veces por coyotes, nombre popular que designa a quienes ofrecen pasar ilegalmente a los migrantes entre fronteras. Al llegar a Colombia, los migrantes viajan a Necoclí, municipio costero al occidente del país, antes de pagar unos US$30 para cruzar en lancha un pequeño tramo del mar Caribe hasta Capurganá o Sapzurro, en Acandí, última población en el extremo de Colombia antes de adentrarse en la selva del Darién, según una nota publicada en El Colombiano.
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