Mariel Lizarzabal @mariclz_16 es una maracucha muy extrovertida que ha sabido convertir en oportunidades las pruebas más duras que se le han presentado en la vida. En Venezuela estudió derecho, y dio a luz a su mayor tesoro: Samanta, la niña por la que se montó en un avión con destino a Miami, en el año 2017.
En #SoyVenezolano esta madre venezolana le cuenta a @nandasalas cómo ha superado episodios de racismo y discriminación, y cómo con paso firme, ha logrado cumplir sus sueños más anhelados.
“Mi carrera me llevó a muchos problema políticos en Venezuela y eso nos hizo emigrar corriendo”, cuenta.
Al llegar a Estados Unidos, a Mariel le tocó colgar la toga, y abrirse a lo desconocido, en busca de nuevas oportunidades.
“En este país si trabajas, trabajes de lo que trabajes, puedes tener oportunidades. Yo hice Uber y Lyft, nada que ver con lo que hacía en Maracaibo. Luego empecé como recepcionista en un Spa y terminé como manager del local, y hoy en día soy dueña de mi propio negocio”, cuenta orgullosa.
El camino no ha sido fácil para Mariel, pero cada espina le ha dejado grandes enseñanzas.
“Llegue a sentir que no era nadie, toqué fondo y me levanté. Tenía muchos factores en contra, pero nada me detuvo. Ni el idioma, ni la cultura impidieron que siguiera evolucionando, enfocada y trabajando dignamente. Siempre estoy estudiando, siempre estoy dedicada a aprender y a que todo lo que haga sea de calidad, eficiente, sea exitoso”.
En Miami ha visto crecer a su hija en un ambiente de seguridad, le ha garantizado tranquilidad a su madre, ha cosechado grandes amistades y un matrimonio estable y amoroso.
“Me siento tranquila en paz, mis metas han sido cumplidas. Siento que en este país si le echas ganas y te concentras y te trazas una meta puedes conseguir muchas cosas”.