Gerardo Lucas: La hora de la Bolsa

Gerardo Lucas: La hora de la Bolsa

La Bolsa de Valores de Caracas (BVC), es una venerable institución fundada en 1947 donde concurren como socios las Casas de Corredores de Valores. La institución estuvo siempre dirigida por un grupo de corredores de vasta experiencia y de larga tradición.

Hoy le llegó la hora a la Bolsa, ya que un grupo de corredores, afines al gobierno, autodenominados “los optimistas anónimos”, lograron la mayoría para cambiar los Estatutos y modificar los requisitos que se exigían para ser presidente, que pasaron de unos niveles de alta rigurosidad (más de 10 años en el corro), hasta un nivel en el que, prácticamente, cualquier individuo con alguna experiencia en el comercio cumpliría.

Como la mayoría de las instituciones del país, la BVC se encuentra debilitada. En el 2020, la empresa Ron Santa Teresa, de Alberto Vollmer, hizo la primera emisión pública de un millón de acciones en la bolsa, en 12 años no se había hecho una oferta inicial de acciones en el mercado venezolano, desde la última en 2008.





Según la información semanal de la BVC, el volumen total de transacciones para Octubre de 2023 fue de 239,3 millones de bolívares, equivalente apenas a 6.6 millones de dólares, de los cuales en renta variable, es decir, acciones de empresas, representaron el 10,7% del total, es decir, 730 mil dólares.

La apropiación de las instituciones de la sociedad civil por parte de los gobiernos y partidos políticos en Venezuela, es de vieja data. Hoy en día, cuando las empresas y las personas se debilitan, es más fácil penetrar estas instituciones, que, con una menguada membresía, se hacen débiles. Este ha sido el caso de Fedecamaras y Conindustria.

En el pasado FEDEINDUSTRIA, organización gremial de pequeños industriales llegó a ser controlada por el MAS, bajo las promesas de créditos fáciles a través de los organismos financieros del estado que este partido político controlaba.

Durante el período de Chávez, Fedecamaras resistió varias embestidas del gobierno, hasta que claudicó. Mientras que Conindustria consiguió mantenerse incólume por un mayor tiempo, pero, recientemente, se doblegó.

Las Asociaciones de Vecinos, bastión de la extinta clase media, pudo mantener a raya a los partidos políticos, aun cuando algunas asociaciones tuvieron como lideres a conocidos dirigentes políticos, como fue el caso de Ángel Zambrano, diputado de AD, quien obtuvo la presidencia de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FACUR).

Las universidades públicas fueron también objeto de ese asalto. Recuerdo que siendo estudiante de la facultad de Economía de la UCV, en los años sesenta, los cargos de elección de la Universidad, como los representantes ante el Consejo y de las Facultades, se dirimían de acuerdo con estrictas líneas políticas, adecos, copeyanos, masistas y miristas, nunca como debió ser, a partir de las credenciales académicas. Muy caro le costó a la universidad la hegemonía y corrupción que devino de esos procesos de selección. Lo mismo sucedió con los Colegios Profesionales, Ingenieros, Abogados o Economistas, en diferente magnitud.

Esta fue y sigue siendo, salvando las distancias, nuestra realidad. Algún día las organizaciones de la sociedad civil se darán a respetar.

Economista/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/