La ausencia de evidencia no es la evidencia de ausencia. Es decir, el hecho de que no podamos demostrar la existencia de la suerte no implica necesariamente que la suerte no exista. Del mismo modo, el hecho de que la ciencia no haya encontrado pruebas de una relación causal entre ciertos rituales y la suerte, no significa necesariamente que tal relación no exista.
Por larazon.es
La realidad a menudo parece confabularse para que sucedan cosas que parecerían demasiado inverosímiles si no fuera por la intercesión de la fortuna o de lo divino y espiritual. A veces la causalidad no es la explicación más lógica. No lo sabemos. Y no podemos tener certeza, pero quizás la “suerte” que tanto buscamos podría ser, en realidad, el resultado de nuestras propias decisiones y acciones.
El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, al igual que ocurre con cualquier otro evento con un resultado sobre el que no tenemos ningún control, es la ocasión perfecta para poner en práctica la hipótesis de que -ciertamente- existen algunos rituales que, de realizarse apropiadamente, puedan empujar al azar a moverse en nuestro favor.
Rituales que funcionan:
No existe ninguna fundamentación lógica que respalde la idea de que una de las 100.000 combinaciones posibles, desde el 00000 hasta el 99999, tenga más probabilidades de ganar el Gordo de la Lotería de Navidad. Desde el punto de vista matemático, todas comparten la misma probabilidad, exactamente un 0,001%. Y, sin embargo, solo será un número el que se corone como ganador del Gordo, dejando a 99.999 combinaciones en la sombra.
O sea, que quizás hay algo en ese número que lo hace especial, más apto para que la suerte le sonría a él… y no al resto. O quizás no sea el número, quizás es la persona que compró el décimo correspondiente a ese número la que se ha ganado el favor de la fortuna. ¿Y cómo puede una persona ganarse el favor de la fortuna? Pues lo que dicta la experiencia es que existen, al menos, cinco rituales que pueden inclinar realmente la balanza:
Cuando decidas que es hora de comprar tu décimo, debes prestar mucha atención. El acto de entrar a la administración de lotería, seleccionar tu billete y realizar el pago es un momento crucial en el proceso. Hay varios pasos que debes seguir y ciertas precauciones que debes tomar para asegurarte de que todo va según lo planeado. Es esencial que estés bien preparado y que procedas con cuidado para evitar cualquier error:
Al ingresar enn cualquiera de los 11.000 puntos de venta de Loterías y Apuestas del Estado, es esencial que se haga con el pie izquierdo. Si accidentalmente entras con el pie derecho, la acción recomendada es salir y reingresar. Incluso si hay una cola de personas esperando, no debes apresurarte y comprometer tus posibilidades de ganar el premio gordo. Además, cuando hay una gran multitud esperando para comprar su décimo, es crucial que te ubiques a la izquierda de la entrada en días impares y a la derecha en días pares. La ubicación puede ser tan importante como el pie que utilices al entrar en la administración.
Una vez sea nuestro turno para adquirir el décimo, es esencial que el lotero nos lo entregue utilizando su mano derecha y con el décimo boca abajo. Los vendedores de lotería están al tanto de esta costumbre, y si entregan el décimo con la mano izquierda y boca arriba, se podría interpretar como un indicativo de que no desean que el comprador gane. Si esto sucede, lo más adecuado sería solicitar al vendedor que corrija su error. No es aconsejable recibir una mala vibración por no haber causado una buena impresión al vendedor; esto sería un castigo desmesurado. Cuando recibamos el décimo, es crucial recibirlo con nuestra mano derecha. Siguiendo estos pasos, podemos incrementar significativamente nuestras posibilidades de ganar.
Una vez tengamos el décimo en nuestro poder, debemos efectuar otros rituales que son de sobra conocidos. Se sabe que, si un décimo de la Lotería de Navidad se frota sobre el lomo de gatos negros, sobre la tripa de una embarazada, sobre la cabeza de un calvo o sobre la joroba de un jorobado, ese décimo será bendecido por la fortuna. Así que, desde que compramos el décimo de la Lotería de Navidad hasta el 22 de diciembre, que es cuando se celebra el sorteo, debemos encontrar a un gato negro, a una embarazada, a un calvo y a un jorobado que estén dispuestos a compartir su suerte con nosotros.
San Pancracio es reconocido como el santo patrono de la buena fortuna. En cada representación pictórica de este santo, se le observa sosteniendo un libro que reza: “Venite ad me et ego dabo vobis omnia bona”, lo que se traduce literalmente como: “Venid a mí y os proporcionaré todas las bendiciones”. Siguiendo esta directriz, se recomienda adquirir una figura de San Pancracio y colocarla junto a nuestro décimo.
Existen alternativas adicionales, como la adquisición de una herradura, figuras que representen brujas, entre otros amuletos. La opción óptima, sin lugar a dudas, es hacer acopio de la mayor cantidad de amuletos disponibles. No se puede determinar con certeza cuál de ellos será el catalizador que finalmente nos llevará a ganar el premio mayor, por lo que la estrategia más prudente es abarcar todos los frentes posibles.
El día del sorteo es, sin lugar a dudas, el momento más crítico. Es el instante en que la fortuna finalmente dicta si está o no a nuestro favor. En el preciso instante en que los niños de San Ildefonso comienzan a cantar, se sugiere encender una vela de color amarillo y pronunciar en voz alta: “Que tus cenizas vengan a mí en forma de premio”. Adicionalmente, es importante recordar que cuando se anuncie la combinación del “Gordo”, debemos llevar con nosotros las “antenas de la fortuna”, que son una moneda de oro y un alfiler. Estos elementos pueden estar en nuestra mano o en el bolsillo. Sin embargo, se aconseja tener precaución con el alfiler en el bolsillo, ya que podría resultar en un pinchazo innecesario. ´
Independientemente de si decides seguir estos rituales o no, te deseamos la mayor de las suertes. ¡Que la fortuna te acompañe!